«Madrid es muy grande y luego la realidad es que casi nadie se aventura mucho más allá de su barrio, ya puede ser grande Madrid o la fiesta o la movida que yo me quedo en mi esquina»
Gordo de feria
Cuenta Pedro Almodóvar que la movida madrileña surgió precisamente de la gente de barrio que en diversas oleadas se acercaban al centro para habitarlo y liberarlo de la imagen gris y oscura con la que lo había cubierto el franquismo.
La suerte de Castor cambió en el centro de Madrid, en la Puerta del Sol, cuando decidió comprar a una gitana un décimo de la lotería de Navidad, fue entonces cuando le tocó el Gordo (otro gordo, esta vez el primer premio de la lotería que se conoce precisamente con este nombre).
Pero solo el descendimiento por Preciados hasta desembocar de nuevo en Puerta de Sol le hace descubrir que la Jennifer López que tiene ante sus ojos no es otra que la gitana que le vendió el decimo: “Y así fue como se enteró de que no le habían tocado trescientos pavos. Le habían tocado cinco millones.” (Gordo de feria)
Si alguien recorre Madrid no puede evitar toparse con El Corte Inglés, omnipresente en muchos de los barrios del centro, reina como un buque amarrado en la calle Preciados esquina a Sol, sede inicial y punto de referencia y que genera tal energía que “parece conectado con todos los Corte Inglés de España, unidos bajo tierra como los hongos primigenios.” (Gordo de feria)
Desde allí, nuestro personaje volverá a su barrio de Chamberí paseando por Bravo Murillo, “el barrio más americano de Madrid”: Cuatro Caminos, Santa Engracia, la evangelista dominicana que recita la Biblia y el Seat 1430 que reverbera la música de Chimbala. Y es que como ya titulaba el periódico El País en 2004 «El ‘barrio rojo’ ahora es caribeño«.
Sin embargo, Bravo Murillo no es Pozuelo. Pozuelo de Alarcón, uno de los pueblos de extrarradio de Madrid, a la salida de la Carretera de la Coruña y uno de los lugares con la renta per cápita más alta de toda España (“Se toma una tónica, cinco euros, debe de ser de burbujas inmobiliarias.”). Un lugar que provoca graves cavilaciones filosóficas a Castor:
«Por qué hay tan pocas tiendas en sitios donde la gente tiene pasta y tantas tiendas en calles como Bravo Murillo, por ejemplo, es algo que no alcanza a entender.» (Gordo de feria).
Con el Paseo de la Castellana hemos topado amigo Castor. General Martínez Campos hacia abajo le permite una huida pasajera del peligro. En este paseo con nombre tan tradicional “hay muchos coches y autobuses y camiones. Y bicicletas.” Y una de ellas se convertirá en molino y lo dejará maltrecho y yacente en la cama de un hospital. Un hospital que le devuelve a un duermevela en el que cree entender las voces del cámara y de Julio hablando de las obras de ensanche de las aceras de la Gran Vía (una vía es también aquello que nos introducen en las venas en los hospitales y que sirve para alimentarnos y suministrarnos los medicamentos).
El principal pulmón de Madrid es la Casa de Campo, un enorme bosque a menos de 1km de la Puerta del Sol y que, sin embargo, la disección de García Llovet lo convierte en un conjunto de árboles “cascados, aburridos y sedentarios” (¿cómo los habitantes de esta ciudad?) que nada tienen que ver con “la naturaleza de verdad, la indomable y salvaje naturaleza americana” (¿la de Bravo Murillo?).
La Casa de Campo es un buen lugar para divisar el skyline de la ciudad, pero los ojos del Castor de Llovet no observan un paisaje idílico: “Se queda mirando Madrid ahí al fondo del abismo, bajo el peso del cielo, debajo de una gigantesca nube de barro cocido”.
Es la lejania de Madrid, un paraíso agreste, un lugar virtual al que le conducen a Castor sus pensamientos mientras camina de la Casa de Campo hasta Moncloa:
«Madrid está en el centro pero siempre lejos. Madrid es un horizonte virtual en realidad, sus cuatro rascacielos medievales son virtuales, la polución, virtual, las señalizaciones reflectantes en la M-30, los olivos secos, virtuales, el Hipódromo de la Zarzuela, el Palacio del Jamón, la plaza de toros de Las Ventas, todo virtual como en los videojuegos, eso piensa Castor cuando lleva hora y media caminando hacia Moncloa y le sigue pareciendo que la ciudad se desplaza cada vez más lejos.» (Gordo de feria)
Plaza de San Amaro, el Buenos Aires de Castor y uno de los sitios menos madrileños de Madrid. Allí se dirige en busca de un cura, un sacerdote que reniega de la competencia del Primack de la Gran Vía en las mañanas del domingo.
No nos dejemos embaucar por los anuncios luminosos sobre las azoteas de Madrid ni nos dejemos engatusar por los sueños vanos del antiguo Palacio de Congresos de AZCA: es un congreso de economía neoliberal, y ya vemos a donde nos conduce la fórmula.
Pero a nuestro Stephen Dedalus le queda el penúltimo viaje en busca de Julio y del humor. Nada mejor para emprenderlo que a lomos del 27: Embajadores – Plaza de Castilla, una nueva vía de salvación, aunque sea la que atraviesa Castellana y Recoletos, aunque tengamos que atravesar María de Molina y descubrir por qué Lola Flores no pagaba a Hacienda (que somos todos, como ella misma nos recordó):
Castor se baja en el Circo Price, pero para lograr su objetivo tendrá que deshacerse de su dálmata y recordarlo -sin nombre- en la calle Miguel Ángel y adentrarse por el barrio de Salamanca: tan racional, tan ordenado, tan de verdes, tan de azules, tan de psicoanalistas argentinos, de los que hay que huir aunque sea en una barca del estanque del Parque del Retiro (con sus carpas albinas) que, al fin y al cabo, no deja de ser el barrio de Salamanca tomado por el pueblo.
La última prueba es una prueba de chinos y de gitanos, ambos en el barrio de Usera, lugar de acogida de la mercancía del Polígono Cobo Calleja.
De Usera a Occidente se sale en la estación de metro de Gregorio Marañón, otro nombre de doctor para librarnos del mal.
El Casino de Torrelodones, el edificio España de la plaza de España, el restaurante Pato Laqueado de Pekín en la plaza de Castilla van configurando el destino final de Gordo de feria. La serie se llama Un fantasma iba a recorrer Europa. Adivinen los lectores quién se esconde debajo de la sabana.
Sin noticias de Castor. Sin comentarios.
4L/4C 4Lecturas/4Continentes Esther García Llovet Gordo de feria Lola Flores Pedro Almodóvar
Comentarios recientes / Son yapılan yorumlar