Durante la última sesión del club de lectura, nuestra compañera Sevin pidió sugerencias de lecturas para las vacaciones… Hemos decidido dedicarle un post en el blog y esperar las recomendaciones de los lectores. María Jesús Horta ha sido la primera en enviarnos sus Lecturas de verano…
Las editoriales españolas decidieron hace ya varios años que las lecturas de verano debían centrarse en libros “fáciles de leer” (sea lo que sea eso) y fáciles de transportar, libros que uno pudiera llevarse a la playa o a la montaña y en los que ocuparse en momentos de relajación del cuerpo y el espíritu. En consecuencia, la oferta que empieza a aparecer a finales del mes de junio suele abarcar pocos ensayos y poemas y centrarse en una narrativa plagada de los tan vituperados best seller. Yo no comparto esa teoría. Para mí, la única diferencia importante entre los libros que leo en verano y los del resto del año consiste en que, por fin, tengo el tiempo libre necesario para leer todas aquellas cosas que he dejado aparcadas durante los meses con más trabajo, meses en los que tuve que ocuparme de volúmenes académicos y manuales de clases, deberes y exámenes, meses en los que leer un libro sin un objetivo laboral concreto es a veces un lujo que pocas veces me puedo permitir. Por eso me encantan las lecturas de verano: son el mejor momento del año, el período en que, por fin, no sólo leo lo que necesito leer sino lo que me gusta leer o lo que creo que merece la pena conocer (tanto para ensalzarlo como para criticarlo sin piedad). Y reconozco que no le hago ascos a nada.
Desde hace ya unos cuantos años me impuse a mí misma un programa para completar mis carencias en “lecturas clásicas” internacionales y así fue como pude emocionarme con En busca del tiempo perdido, sorprenderme con el maravilloso Rojo y negro y aburrirme infinito con Crimen y castigo. Desde entonces he leído muchas grandes obras de la literatura pero el programa no ha llegado aún a su fin. En ese firme propósito no han entrado hasta el momento los clásicos españoles (aunque sí algunos sudamericanos olvidados en los programas pedagógicos de España), en parte porque ya había leído muchos y en parte también, lo confieso, porque la literatura clásica castellana no es santo de mi firme devoción. Al mismo tiempo, he compaginado las obras maestras con todo tipo de ensayos sobre política e historia (algo que hago por puro placer), buenas novelas y relatos cortos, obras que tratan todo tipo de temas y épocas y, por supuesto, con esas excelsas producciones de la literatura fácil que las editoriales promueven. Estas últimas las suelo acabar en pocos días y, por regla general, me divierten mucho, aunque también se me llevan a menudo los demonios, sobre todo cuando conozco bien el tema del que supuestamente tratan, de forma incomprensible, en realidad, porque no es justo exigirles tanto a unas obras cuyo objetivo es tan corto. Pero el verano es lo que tiene: saca de nosotros nuestro lado más oculto junto con los sofocos del sol.
¡En fin! La idea de todo esto era ofrecer una lista de posibles lecturas en español para todos aquellos que tengan interés en ocupar este verano del 2010 en algo aparte del Mundial de Fútbol y los divertimentos habituales (que tampoco tienen por qué ser incompatibles). Ahí van mis variadas sugerencias donde se mezcla lo moderno con otros libros que lo son menos:
Obabakoak de Bernardo Atxaga.
Entre visillos de Carmen Martín Gaite
Nada de Carmen Laforet
El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio
Los gozos y las sombras (una novela en tres volúmenes) de Gonzalo Torrente Ballester
Tiempo de silencio de Luis Martín Santos
Plenilunio de Antonio Muñoz Molina (una novela gorda)
Soldados de Salamina de Javier Cercas
La Reina del Sur de Arturo Pérez-Reverte (otra muy gorda pero interesante)
Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer
El alquimista impaciente de Lorenzo Silva
Campos de Castilla de Antonio Machado (un libro de poemas)
El bosque animado de Wenceslao Fernández Florez
La sonrisa etrusca de José Luis Sampedro
El camino de Miguel Delibes
Mal de amores de Ángeles Masttreta
El siglo de las luces de Alejo Carpentier
Trece campanadas de Suso de Toro
Cuentos completos de Ignacio Aldecoa (es una recopilación de todos los cuentos del escritor, son muchos pero se puede ir eligiendo)
Doña Perfecta de Benito Pérez Galdós (un escritor del siglo XIX, por lo que el libro tal vez sea un poquito difícil, pero es muy bueno)
La piel fría de Albert Sánchez Piñol
Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez
Del mismo autor, Doce cuentos peregrinos
Melocotones helados de Espido Freire
Queda la noche de Soledad Puértolas (éste reconozco que no me lo he leído, pero dicen que está muy bien)
¡Buen provecho!
María Jesús
Muchas gracias por las sugerencias :-)))