A mediados del siglo XIX Sisli era un área prácticamente deshabitada, de ahí que el sultán Abdulmejid I autorizara a 400 familias judías a establecer un cementerio en 1854. Los primeros ocupantes pertenecían a una oleada de refugiados askenazis de Crimea, huidos de la represión rusa; más adelante, y ante el empuje de una relevante comunidad sefardí de origen italiano, el sultán Abdulaziz les cediera su uso en exclusiva.
Esta decisión decimonónica no ha estado exenta de polémicas y todavía en 2011 se produjo una disputa entre miembros de la comunidad sefardí y de la askenazí, cuando el Gran Rabino habría criticado que muchos sefardíes eligieran enterrarse en el vecino cementerio askenazí y viceversa.
Una entrada de estilo barroco esconde un extenso campo santo en el que podemos hallar tumbas con epitafios en gran variedad de lenguas: italiano, inglés, francés, alemán, ruso y sobre todo en ladino.
Dirección: Abide-i Hürriyet, No.3, Şişli
Horario: Consultar con la oficina del Gran Rabino.
Fue construida en la década de 1920 en lo que había sido una fábrica de hilado por parte de la comunidad religiosa de Neve Shalom ante el incremento de la población sefardí en el vecino barrio de Sisli. Debido a la persecución nazi de los años 30 y 40, muchos judíos se instalaron en el vecindario, haciéndose necesaria una ampliación de la sinagoga.
En 1951 los arquitectos Aram Deregobyan y Jak Pardo fueron los responsables de la nueva transformación, cuya estructura guarda ciertas similitudes con las de las iglesias cristianas. Deregobyan, aun siendo armenio, aprendió el alfabeto hebreo para realizar las inscripciones pues no confiaba en las sugerencias de algunos rabinos. Las primeras celebraciones religiosas se llevaron a cabo en 1952.
El 15 de noviembre de 2003 Al Qaeda atentó contra la sinagoga, el mismo día del ataque a Neve Shalom, costándole la vida a 24 personas. Al año siguiente el edificio fue reabierto y para 2011 se restauraron las capillas midrash («capillas») anexas. A día de hoy es una de las sinagogas más frecuentadas de la ciudad.
Dirección: Calle Efe Sokak No. 4, Şişli
Horario: Consultar con la oficina del Gran Rabino.
Esta sinagoga, cuyo nombre significa «Árbol de la Vida» (muy común en las sinagogas de la región desde la Edad Media), fue edificada en 1660 por las comunidades sefardíes recientemente trasladadas desde los barrios al otro lado del Cuerno de Oro.
En el jardín de la sinagoga se abrieron tres pequeñas midrash («capillas») para el culto diario, habitualmente utilizadas por el gremio de los estañeros. Debido a los frecuentes incendios, en 1703 y en 1813 se pidió permiso a las autoridades otomanas para realizar reparaciones.
El incendio más importante acaeció durante la noche del Kippur de 1941 (1 de octubre), cuando buena parte de la estructura se perdió con la excepción de la cámara de mármol de la sinagoga, que conservaba en su interior el Ehal (armario donde se guardan los rollos de la Torá) donado por la familia Camondo en 1825.
Fue reparado al poco tiempo, sin embargo en 1994 el edificio pasó por una restauración completa debido a la alta concentración de sefardíes en el barrio, anexándose las pequeñas capillas.
Dirección: Calle Muallim Naci Caddesi No. 38, Ortakoy.
Horario: Consultar con la oficina del Gran Rabino.
Si algo caracterizó las primeras décadas del siglo XX fue la terrible oleada de violencia que sacudió las provincias europeas del Imperio Otomano, viéndose implicados en la misma sefardíes de toda condición. En 1912-1913 la Guerra de los Balcanes dejó a muchos niños huérfanos, sumándose los vástagos de aquellos que perecieron en la batalla de Galípoli (1915).
Rasel Jozef Naar, al ver cientos de niños vagando por las calles de Sisli y Ortakoy, puso en alerta a la comunidad judía y ayudó a fundar un primer centro de acogida con capacidad para 240 infantes (pocos en comparación a los 1,200 huérfanos que se contaban en 1917). Ofrecía no solo alojamiento, sino clases de turco, de canto y artesanía, con el fin de prepararles para el mundo laboral.
Al frente de varias asociaciones de ayuda, Izidor Franko compró la mansión que había servido de bodega principal del sultán Abdulhamid; también se sirvió de la mediación del Gran Rabino Haim Nahum para adquirir propiedades del patriarcado armenio en 1919. Tales compras llegaron oportunamente pues, con la Guerra Civil Rusa (1918-1922) en ciernes, muchos niños judíos refugiados fueron enviados a espacios improvisados como el llamado « orfelinato de los rusos » en Ortakoy, donde el riesgo de incendio era habitual.
Dirección: Calle Palanga, No. 37; Yıldız, Beşiktaş
Horario: Cerrado
Con el termino Sefarad solemos denominar a las tierras de la península ibérica tras la expulsión de su población judía, sin embargo, este habría sido utilizado en la Antigüedad para indicar la ciudad de Sardes (en el oeste de la península anatolia). Se explica que durante el reinado de Antioco III (222-187 a.C.) muchos israelitas habrían sido deportados a Sardes y otros puntos de la península, como Van y Harran; mientras el otro gran colectivo judío, los Askenazíes, habrían arribado a las tierras de Polonia y Alemania desde el Cáucaso.
Ya desde la expansión imperial romana encontraríamos núcleos de población judía diseminados por toda la península ibérica, adaptándose sucesivamente a todos los gobiernos posteriores. En Al-Andalús vivieron una Edad de Oro con visires como Ibn Hasdai (1050-1093) y pensadores como Maimonides (1138-1204); mientras en los reyes cristianos alcanzaron un pico de relevancia en reinados como el de Jaime de Aragón (1213-1276). La familia Barbut de Estambul descendería del platero real Salomón, mientras un tocayo rabino seria el ancestro de la familia Ben Aderet.
Los graves altercados de 1391 contra las comunidades judías supusieron un duro golpe a su existencia que, gradualmente y con la complicidad de los soberanos, se vieron constreñidas a unos espacios delimitados (juderías) y a portar emblemas identificativos. Conquistado el Reino de Granada en 1492, los Reyes Católicos se decidieron a homogenizar religiosamente su territorio y por ello ordenaron la expulsión de todos aquellos que judíos que no accedieran a convertirse al cristianismo.
Paralelamente, los sultanes otomanos debían lidiar con un territorio de mayoría griega ortodoxa, por lo que estaban interesados en atraer poblaciones de allende: en 1454 el jefe rabino de la comunidad judía romaniota invitaba a los askenazíes del Centro de Europa y en 1492, el sultán encargó al almirante Piri Reis apoyar logísticamente a los refugiados de Sefarad, a quienes se concedería el rango privilegiado de kendi gelen (del turco «voluntarios»).
Sin duda era una buena noticia para aquellos ibéricos que habían decidido persistir en su fe judía pues, habiendo tenido que malvender sus propiedades y estando prohibido salir de los reinos con oro, armas o incluso caballos, se habían visto forzados (aquellos que pudieron hacerlo) a obtener letras de cambio con intereses abusivos.
Una primera oleada de refugiados desembarcó en las costas de Italia y el Norte de África, y los que permanecieron en los reinos independientes de Navarra y Portugal hubieron de escapar también en los años 1497 y 1536 tras la implantación de organismos inquisitoriales semejantes al castellano. En menos de un siglo desde el decreto de expulsión (1492) que la comunidad sefardí ya era una de las más importantes de Estambul.
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