1494: Los hermanos David y Samuel ibn Nahmias crean la primera imprenta de Estambul.
1518: Tras 20 años al frente del organismo de tributación, Shealtiel es acusado de recibir sobornos por los líderes de la comunidad y removido del cargo.
1526: Al morir Eliyahu Mizrahi, el Gran Rabino de Estambul, los líderes laicos sefardíes obtienen un gran poder sobre toda la comunidad judía.
1530: El sultán Solimán condena los ataques a judíos en Amasya y anuncia la protección a estos.
1547: Los hermanos Sonsino imprimen una Torá poliglota.
1556: El sultán Solimán bloquea el puerto italiano de Ancona en represalia a las persecuciones inquisitoriales contra judíos.
1579: Decreto del sultán Murad III contra el uso por parte de judíos de prendas y objetos lujosos.
1648: Inicio del alzamiento Jmelnytsky en Polonia que provocará el desplazamiento de miles de judíos al Imperio Otomano.
1660: Gran incendio en Estambul. Muchas familias judías deben desplazarse.
1663: Dos jenízaros de origen cristiano acusan a los judíos del asesinato del hijo de uno de ellos, sin embargo, el Gran Visir Fazil Ahmed Pasha desmonta la falsedad de la acusación.
1666: Proclamación de Sabbatai Zevi como Mesías de los judíos. Gran agitación en todas las comunidades del imperio.
1670: Una junta de rabinos anatemiza a todos aquellos que sigan creyendo en el pseudo-profeta Zevi. Los afectados por la medida se convierten oficialmente al Islam y constituyen la comunidad Domneh.
1680: Un joven mercader judío y su amante musulmana constituyen el único caso en la historia del Imperio Otomano de condena a muerte por esta razón.
1715: Fundación de la “Benevolente Sociedad de la congregación de barqueros” con el fin de ayudar a los miembros más desfavorecidos de las comunidades del Cuerno de Oro.
1726: Fundación de la «Pekidei Kushta», cuyo objetivo era apoyar a la comunidad de Jerusalén, que entonces pasaba por momentos difíciles debido a la avanzada edad de sus miembros.
1728: Cientos de judíos son desplazados de Balat debido a la proximidad de sus casas a la mezquita.
1730: La rebelión de Patrona Halil les supone el pago de un impuesto extraordinario. Ese mismo año el rabino Jakob ibn Meir Kuli desarrolla la llamada «Enciclopedia de los sefardíes orientales».
1739: El sultán Mahmud I accede a conceder su protección a los judíos austriacos.
1740: Gran incendio en Estambul y obligación de los judíos afectados a desplazarse a otras zonas de la ciudad.
1749: Abraham Hakohen publica el Shevet Musar («la vara de la moral») con el fin de corregir los excesos de su comunidad.
1756: Muchos sefardíes afectados en un incendio que destruye 8,000 casas.
1757: A la muerte del sultán Osmán III la comunidad sefardí debe pagar un impuesto extraordinario.
1772: Unos 300 judíos de Estambul que no pudieron pagar los crecientes impuestos son obligados a combatir en la guerra ruso-turca (1768-1774).
1821: Tras el alzamiento de los griegos europeos, los judíos de Balat se unen a los jenízaros en el ataque y asesinato del patriarca griego de Fener. Tras esto se producen muchos tumultos entre ambas comunidades.
1826: Los banqueros de los jenízaros, Isais Aciman y Behor Isaac David Carmona, son ejecutados por orden del sultán Mahmud II tras la disolución de este ejército.
A día de hoy la comunidad sefardí constituye una pequeña parte de lo que en su día fue: en 1948, tras la Segunda Guerra Mundial y recién fundado el Estado de Israel, vivían en Estambul 55,000 judíos; una cifra que se habría reducido a 32,946 en 1955 (el año de los motines xenófobos), y que actualmente apenas son 15,000 personas.
El deterioro de la situación económica y el conocimiento de otras lenguas habrían ido motivando una paulatina emigración de los sefardíes estambuliotas a Francia, España (especialmente a Barcelona), América Latina, EEUU e Israel. Los judíos que han quedado, de los que un 96% se identifican como sefardíes, han mantenido abiertas 19 congregaciones y varios locales, tanto gastronómicos como culturales donde pueden seguir reuniéndose.
El uso del ladino fue desde siempre un puntal en la cultura de la comunidad, empleándose incluso para dirigirse a otros colectivos judíos como el askenazí o el romaniota (que hablaban yiddish y griego respectivamente); sin embargo, con la implantación nacional de planes educativos por parte del Estado, el turco pasó a dominar la esfera social exterior de la comunidad sefardí y recientemente a convertirse en el único idioma conocido por la juventud sefardí.
Aunque vistos como un elemento ajeno por una parte de la población turca, desde los años 90 y debido a una reorientación política del gobierno turco, comenzó a reivindicarse la cultura sefardí, autorizándose la apertura de asociaciones culturales como el Centro Sefardí de Estambul (2003) y proyectos conjuntos con el Instituto Cervantes (2005). Atentados contra la comunidad como el de Al Qaeda en 2003 o las recientes declaraciones anti-sionistas del gobierno no parecen augurar un retroceso en dicha política.
Lejos de ser una comunidad cerrada, los sefardíes de hoy en día ya no se concentran en los barrios históricos de Balat, Haskoy y Galata, tienen todo tipo de trabajos y comparten gustos con sus vecinos. Políticos de origen sefardí como Yusuf Bahar del DP han despuntado, convirtiéndose en 2009 en alcalde de Adalar (las islas de Estambul), y músicos como Can Bonomo han representado al país en Eurovisión (2012). Además, con la puesta en marcha de la ley de nacionalidad española, 4,500 sefardíes estambuliotas forman actualmente la comunidad española más grande fuera del país.
Antes de la exportación británica de un buen número de deportes en equipo al mundo, la comunidad sefardí tenía otros pasatiempos además del universal picnic y la fiesta, y uno de estos era el juego de la carambola, que a día de hoy podemos seguir encontrar gente practicándolo en el parque de Alay (barrio de Kagithane).
Entretenimientos sexuales podían hallarse en los baños públicos, reconocidos centros sociales de la comunidad, así como en las tiendas que iban de Balat al santuario musulmán de Eyup; tantos fueron los escándalos en aquella zona que, a mediados del siglo XVI el sultán Selim II publicó decretos en contra que en ciertas calles mujeres pudieran entrar solas a tiendas o que se alquilaran barcas a parejas.
Con la modernidad llegaron nuevas formas de ocio, tanto específicas para la comunidad judía como para el resto de la sociedad. Rechazados en su Austria natal, una serie de atletas se trasladaron a Estambul en 1895 y crearon el primer club judío del mundo, el Israelitische Turnverein Constantinopel; de esta iniciativa surgieron equipos como el Maccabi S.K. (1913) que ganaría la liga de baloncesto seis veces consecutivas antes de disolverse en los años 40. Asimismo, los atletas sefardíes han sido participantes asiduos a los Juegos Macabeos (reservados a judíos de todo el mundo), fundados en 1932.
Como tantas otras cosas, el tipo de vivienda estaba estrictamente regulado por la ley otomana, autorizándose además a los sefardíes a vivir en determinados barrios y normalmente a una cierta distancia de las mezquitas (en 1728 cientos de judíos del barrio de Balat fueron desplazados por ello).
Las casas eran de madera y acostumbraban a tener un segundo piso más amplio que hacía de tejado callejero, un modelo de vivienda que aún hoy podemos ver en Balat. Durante el Antiguo Régimen otomano las casas judías estaban obligadas a ser más bajas que sus vecinas musulmanas, así como a pintarse por fuera de negro.
Entonces los sefardíes no podían tener propiedades más allá de su vivienda, con lo que las personas más acaudaladas utilizaban testaferros para adquirir negocios o tener otros domicilios; al cambiar de residencia, los sefardíes ricos eran menos dependientes de su congregación. Ya en la segunda mitad del siglo XIX las viviendas judías se liberaron de estas obligaciones, construyéndose a la manera otomana o la occidental.
Una de las especificidades del sistema Millet era que, a falta de un Registro Civil moderno y de un personal adecuado, el sultán delegaba a menudo el ejercicio de la justicia en las comunidades religiosas del imperio; pues eran estas las que mejor conocían a sus habitantes y se responsabilizaban por estos.
La tradición y el Gran Rabino eran los máximos referentes judiciales, tras estos existía un magistrado especial judío al que se denominaba Regidor con el objetivo de impartir justicia ordinaria, así como un cuerpo policial único (el «berurei averot», originario de Cataluña) que normalmente se responsabilizaba de castigar transgresiones morales y religiosas, sobretodo el adulterio.
Como no todas las faltas podían penarse en un momento, la comunidad sefardí llegó a habilitar una de las sinagogas de Balat para que sirviera como cárcel. En las luchas entre reformistas y conservadores de mediados del siglo XIX, un tal Isaak Akrish fue excomulgado por el Gran Rabino y encerrado; en su caso, el sultán Abdulaziz intervino en la disputa y cambió su condena por un exilio a Hebrón (actual Israel).
De poder elegir, los sefardíes solían aceptar los dictámenes de sus jueces y no apelaban a tribunales islámicos; con el tiempo, pero, comenzaron a recurrir a estos para cuestiones de herencia o temas económicos, así como a los cónsules europeos cuando tenían también la nacionalidad de estos, de modo que antes de establecerse un sistema universal de justicia, la fuerza del Millet ya se había erosionado.
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