Os invitamos a participar en el último club de lectura 4 Lecturas, 4 Continentes de este año, dedicado a la unión entre literatura y naturaleza, con la escritora Selva Almada (Argentina, 1973), considerada como una de las escritoras contemporáneas más destacadas de Argentina y de América Latina.
No es un río (Random House, 2020) es su tercera novela, con la que la finaliza la denominada trilogía de varones junto a El viento que arrasa y Ladrilleros. Al igual que en las novelas anteriores, Almada vuelve a tratar los vínculos emocionales y la violencia entre hombres, así como la naturaleza, o más específicamente el río en la novela, casi como un personaje más. La trama sigue a Enero Rey y al Negro, quienes deciden llevar al hijo de su amigo muerto, Tilo, a pescar al mismo río en el que el padre de este se ahogó quince años atrás.
En palabras de la autora, el disparador de la novela fue una anécdota de unos amigos que contaban la pesca reciente de una raya gigante en el río Paraná. A partir de esa escena de pesca, la autora, empezó a indagar acerca de quienes eran y qué unía a esos futuros personajes, los pescadores, hasta que fueron apareciendo todos los protagonistas del libro bien definidos: los isleños, que no tenían tanto protagonismo al principio pero que después fueron armándose, mostrando unas relaciones varoniles basadas en la violencia, unos pactos de masculinidad entre isleros que desafiaban al forastero, y que sin embargo muestran una entrega y nobleza impresionantes hacia los otros personajes de la novela: el monte y el río.
Durante tres semanas iremos proponiendo y comentando en este blog diferentes aspectos de esta novela y de su contexto y de la trayectoria literaria de la escritora a quien encontraremos en línea el sábado 14 de diciembre.
El sábado 5 de octubre tuvo lugar el tercer encuentro del club de lectura «4 lecturas 4 Continentes» dedicado este año a la temática de literatura y naturaleza. De la mano de Samanta Schweblin, además de pasar una tarde fantástica donde no faltó la risa, la verdad y la espontaneidad, descubrimos un mundo de ingenio y originalidad con uno de sus libros más enigmáticos: Distancia de rescate.
Samanta comenzó contándonos dónde empieza su pasión por la lectura, relacionada con todo lo que sus padres le leían de pequeña antes de irse a dormir, o con la poesía que le recitaba su abuelo. Quizás por esto, su apego por la lectura tiene que ver mucho con la figura del lector y la implicación de este en la lectura. La pregunta que se hacía al principio de su trayectoria era: ¿Cómo se escribe una historia? Y la respuesta la llevó a estudiar Dirección de Cine y no la carrera de letras, mucho más teórica. Empezó a escribir sus primeros cuentos a los 12 años, y a tomarse en serio la carrera de escritora cuando pudo comenzar a vivir de ello, es decir, a tener tiempo para escribir: El tiempo es una cosa carísima, nos decía en la reunión del sábado.
A lo largo del club, la escritora puso sobre la mesa sus artes como profesora de talleres de escritura, un mundo que le fascina, donde las reflexiones de los alumnos le sirven para reflexionar acerca de la importancia de la originalidad de los escritos, los lugares comunes y del encuentro con uno mismo y con su propio camino. El relato corto, además de ser tradición argentina, permite ver cómo se mueve la maquinaria narrativa, por eso, además de estar presente en sus inicios y escogerlo para su expresión literaria, es también lo que propone a sus alumnos en los talleres. Asegura que, como escritora, muchas veces ni siquiera decide por su cuenta si la obra será larga o corta, sino que el relato lo decide por ella, y si no es el relato son las emociones las que le guían en la escritura.
Acerca de la temática de sus novelas, confesaba que le gusta sacar de lo cotidiano su lado sorprendente, monstruoso, inquietante… la fina línea que separa lo extraño de lo normal o lo posible de lo imposible, le gusta asomarse a ese lugar sin pasarse a la literatura fantástica o a la ciencia ficción, el capricho de la arbitrariedad, lo que puede pasar y lo que normalmente no pasa pero podría pasar, seguramente por eso sus novelas son tan inquietantes… Esa inquietud en la escritura de Samanta Schweblin, ese estado de alarma, la detectaron los lectores desde que aparecen los gusanos en la primera página, una escritura precisa que busca producir sensaciones y emociones en el lector, en palabras de la autora: uno escribe sobre el papel, pero también sobre la cabeza del lector – somos nuestro propio lugar común- escribir es bailar con el otro. Otras preguntas estuvieron relacionadas con las dos voces narrativas presentes en la novela, que la escritora estimaba necesarias para narrar lo que no era urgente, porque los límites y las condiciones de la historia determinan para ella el cómo se cuenta el relato: con mecanismos que abren caminos, refracciones hacia todos lados, haciendo de la lectura una experiencia más completa e interesante.
Discutimos acerca del título del libro, Distancia de rescate, un término que aparece hacia la mitad de la novela y que supone además un concepto que empieza a utilizarse: la distancia que permite rescatar a los hijos de una amenaza. Una lectora destacó que si bien aparecen las madres conscientes tanto de este término como de otros relativos a los cuidados, los padres no están tan presentes en este relato, a lo que Samanta acertó a decir que en efecto, ellos, en esta historia, se quedan fuera. También preguntaron los lectores por el mundo mágico presente en la novela a través de la curandera, un tema que tiene mucho protagonismo en la novela, y que la escritora defiende, por la presencia de este mundo mágico de brujas y curanderos en América Latina o África, y porque la ignorancia acerca de lo que sucede en la muerte, permite indagar sobre estas situaciones en la literatura. Así, David, un personaje incierto al principio, también nos habla después desde ese otro lado, o cercano al mismo, la muerte.
Otro tema presente en la novela, hilo conductor de la misma, es el glifosato y la aberración medio ambiental que significa su utilización. Esta novela es la primera ficción que habla de este compuesto altamente contaminante. Samanta nos contaba que el problema comenzaba a principios de la década de los años 70 en Argentina, y en el momento en que estaba escribiendo Distancia de rescate era tremendo lo que estaban haciendo las compañías, se documentó mucho en el proceso, y descubrió cómo algunas compañías utilizaban avionetas que regaban los campos de semillas transgénicas que requerían después el glifosato para su cultivo, o los búnker de salvaguarda de semillas tradicionales en un lugar recóndito del globo terráqueo para su preservación frente a las transgénicas. Nos dice que los temas muchas veces llegan a ella, y nos ponía el ejemplo de Kentukis, una novela que parece que habla de tecnología pero que la única palabra relativa a este campo es WI-FI, y que de lo que realmente habla es de la relación con el otro.
Algunos lectores habían visto también la película de la novela de título homónimo, de la directora Claudia Llosa, 2021, donde Samanta Schweblin, en esta ocasión, sí participó. Asegura que en la mayoría de adaptaciones que se han hecho de sus cuentos y novelas cortas no ha participado, el cine le parece otro lenguaje y cree que ella hace lo que debe hacer exclusivamente en la fase de la escritura, sin embargo, con Distancia de rescate le pasó algo diferente, no podía soltar la historia. Esto, junto con la conexión con la directora Claudia Llosa, la llevó a escribir el guion a cuatro manos, como si fuera prácticamente otro libro, localizando lugares y situaciones que exige el lenguaje cinematográfico, donde el mayor reto era lograr llevar a la gran pantalla las mismas emociones contenidas en la novela. Y quizás lo consiguió, porque los lectores que vieron la película aseguraron que era exactamente como se lo habían imaginado.
Nos quedamos con ganas de seguir charlando con la escritora y de descubrir esta película y otras adaptaciones cinematográficas, porque todo lo que tenga que ver con Samanta Schweblin resulta ciertamente sorprendente y enigmático, lecturas que no dejan indiferentes, y que permiten charlar y charlar durante horas y horas. ¡Gracias a la escritora y a los ávidos lectores que hicieron de esta lectura una fantástica experiencia!
El pasado sábado 9 de diciembre, Laura Restrepo nos deslumbró con su cariño, entrega, compromiso e intelectualidad, en el último club de lectura del programa 4 Lecturas 4 continentes 2023, dedicado, en esta ocasión al amor, con su libro Canción de antiguos amantes (Alfaguara, 2022). Para esta autora, la naturaleza del libro adquiere sentido a partir de encontrar a los lectores, y así lo demostró con su escucha atenta a todos los comentarios de los lectores que nos reunimos para agradecer su última publicación. El abrazo de los lectores, con el que empezábamos el ciclo de este año, el abrazo de Ravelo, contrasta para ella con la dureza de la vida. Es en este abrazo donde por fin los textos cobran sentido, y así se lo trasladamos este sábado desde Bruselas, Chicago, Estambul y Tetuán.
Laura Restrepo comienza su andadura lectora a partir de la biblioteca heredada de su abuelo, también escritor e intelectual, Enrique Restrepo. Su infancia la recuerda rodeada de libros y perros, y con el olor y el ambiente de una chimenea siempre de fondo. Y su incursión en la escritura comienza con su militancia política en Colombia, con el libro Historia de un entusiasmo, que narra el primer proceso de negociación de paz en Colombia, y en América Latina y que, aunque al final acabó con un baño de sangre, trajo también un hito importante: la nueva Constitución de Colombia, de 1991. Dos sucesos la conformaron como escritora: una información que podría traer problemas al aparecer en televisión, pero no en un libro, una decisión de vida y muerte al tratar estos temas tan delicados a nivel político; junto a la fantasía con la que siempre jugaba la autora en sus reportajes periodísticos. A partir de este libro, decidió seguir trasladando sus historias a novelas en las que entremezclaba magistralmente ficción y realidad, creando maravillosas obras literarias que muestran ese compromiso con los pueblos, por la paz, y a favor de los Derechos Humanos. En el documental sobre su vida, Laura, vida y rebeldía, encontraréis más información sobre esta gran persona.
El Premio Alfaguara en 2004 por su novela Delirio, supuso también un importante cambio en la visibilidad de la autora, fecha a partir de la cual empezó a publicar con esta editorial. Nos confesó este sábado que se presentó a este premio porque José Saramago, autor al que admiraba desde siempre, estaba en el jurado. Desde entonces se volvieron inseparables. Su carrera literaria, en su opinión, se ha cocinado a fuego lento, y asegura estar muy orgullosa de su trayectoria, se reconoce crítica con sus libros, que hace, revisa y rehace continuamente, y para los que utiliza fichas de colores que a modo de puzzle van conformando la historia sin dejar ningún cabo suelto. De esta novela, Delirio, Netflix está creando una serie de televisión.
Durante el club, Laura Restrepo nos trasladó algunas de sus creencias sobre la escritura, entre ellas que la originalidad está sobrevalorada. Asegura que los grandes temas siempre son los mismos, apuesta por la lectura y confía en el derecho a tener maestros, por cada libro que escribe ha leído más de cien, y eso lo comprobamos en Canción de antiguos amantes, por la cantidad de referencias bibliográficas y autores que se nos aparecen a lo largo del libro, desde San Juan de la Cruz o Tomás de Aquino a Patti Smith, pasando por Ibn Battuta, Arthur Rimbaud o Gérard de Nerval. Y junto a los libros, también confía en la gente: «conversar con la gente es una fuente invaluable de información». Laura Restrepo presentó el libro en el Instituto Cervantes de Madrid, con amigos y colaboradores que conocen bien a la escritora.
Este libro nace de una iniciativa de Médicos Sin Fronteras de llevar a lugares conflictivos a escritores que puedan trasladar su labor de acción humanitaria y las injusticias del mundo al otro lado: el absurdo de las guerras, la violencia y la destrucción. Temas que duelen al vivirlos de cerca, al verlos en el cine o la televisión, y también al leerlos: migración, hambre, opresión… resultados de esas grandes injusticias, que no cesan de existir a lo largo de los tiempos. A los lectores nos conmovió este libro además de por los temas tratados, con ese punto de realismo mágico, o las referencias históricas, por la prosa poética que utiliza la escritora, esa forma de describir los paisajes, la belleza de los lugares históricos y actuales, o los perfumes y las riquezas de la Reina de Saba, y el amor.
No hubo que preguntar a Laura Restrepo quién fue la Reina de Saba y qué supuso para ella su descubrimiento: Pata de Cabra está en todas esas mujeres migrantes que recorren Yemen con sus niños a cuestas en busca de un futuro mejor, todas ellas, dicho por ellas mismas, son descendientes de la Reina de Saba, el mejor punto de confluencia entre el mito y la realidad. De ahí sale esta novela que nos habla del encuentro mítico entre el Rey Salomón y la Reina de Saba, y el amor real de un inquieto viajero y una partera somalí. Y de eso trata esta novela, de mitos y realidades, de encuentros entre religiones y civilizaciones, y de la empatía y los vericuetos del amor.
Los lectores destacaron la exquisita narración, la reflexión a la que nos conduce la lectura, el equilibrio de la estructura narrativa con la referencia de autores, la historia mitológica y la historia real: cómo se van alimentando y superponiendo los diferentes hilos argumentales con detalles y referencias presentes en las diferentes partes. Muchos destacaron la gran revelación de esta novela por mil y una historias, y por mil y una razones.
Actualmente se están reeditando muchos de los títulos de Laura Restrepo, vigentes en todo momento, por la crueldad que retrata con el cariño con el que sólo ella puede hacerlo. Recomendamos leer a esta escritora, escucharla y, si es posible, como tuvimos la oportunidad nosotros, poder conversar con ella al menos una vez en la vida, porque deja huella. Con mucho agradecimiento nos despedimos este sábado de esta gran mujer y gran escritora, Laura Restrepo.
El sábado 4 de noviembre celebramos el tercer club de lectura del programa 4 Lecturas 4 Continentes con el libro de humor Gordo de feria, de Esther Garcia Llovet. Más de cuarenta personas nos reunimos esa tarde para comentar con la autora este título y otros suyos, tan interesantes como impredecibles, como ella, que llenaba la pantalla con su energía y naturalidad.
La autora confesaba que muchos de sus novelas habían sido guiones inacabados, y que para ella escribir es la libertad absoluta porque cuando empieza no tiene ni idea hacia adonde va, y eso le parece muy liberador. Tan liberador como hacer y/o ver a quien te da la gana cuando te da la gana, algo que comparte con Castor, el protagonista de Gordo de feria, a quien no le gusta estar rodeado de mucha gente, con dos o tres le sobran, y ahí empieza la trama… Quizás por eso, nos contaba Esther, prefiere la radio a las entrevistas televisivas, ese diálogo a dos, donde consigue abrirse y ser ella misma.
Especializada en Psicología Clínica y con estudios también en Dirección de Cine, dice no tener formación específica en literatura, aunque lo ha hecho todo en el mundo de la escritura: guiones, novelas, teatro… Esta escritora polifacética se siente crecer cada vez que se adentra en una nueva e inexplorada disciplina, que además consigue retroalimentar con otros trabajos previos y futuros. Su pasión por el arte, la fotografía, el cine y la literatura, la llevan continuamente a aventurarse en diferentes proyectos que la enamoran y fascinan, y que consigue así transmitir a los lectores. Confiesa que lo que más le hubiera gustado es ser una buena fotógrafa, pero que con esta disciplina sucede algo que no la pasa con la literatura: los libros sí la salen como quiere, las fotografías no. También se enamora de los espacios, algo muy cinematográfico, y por eso vemos plasmados en sus textos cielos y texturas continuamente. Su ideal es que sus libros se lean como se ve una película de cine, del tirón, en hora y media y sin interrupciones. Muchos lectores confesaron que así lo habían hecho. Porque sus novelas son así, cortas, rápidas, y con mucho tirón.
Algunos críticos literarios han destacado la narrativa de Llovet como novela negra, y es que consigue la intriga en todas sus novelas porque sus personajes siempre están buscando algo, como los de Bolaño, gran referente en su novela. Y además buscan y encuentran, tanto lo que vemos a simple vista en la trama del texto como lo que no se ve tan claramente. Lo cierto es que sus novelas tienen algo de todo eso, de negro por la cruda realidad que retrata, de realismo y mucho surrealismo, porque los personajes de sus novelas son surrealistas, como sus amigos, confesaba la autora. En América Latina también han catalogado sus novelas de realismo mágico, a ella le parece todo bien.
Y es que Bolaño ha sido un gran referente para la escritora, que ha estado presente en todas sus novelas hasta Sánchez, segundo de la Trilogía instantánea de Madrid. Después del primer título de la trilogía, Cómo dejar de escribir, rompe con Bolaño, de hecho el protagonista encubierto de la novela es él, el fallecido escritor Roberto Bolaño, a quien entierra ella misma también en esta novela. Deja a partir de aquí de ser una «boloñita», en sus propias palabras, y encuentra su voz propia, que vemos ya en Sánchez, Gordo de feria, Spanish beauty y dos nuevos títulos que saldrán el próximo año. Sánchez es una novela que dedica a la magia y a los que creen en ella. En ella, como en toda la Trilogía instantánea de Madrid, la ciudad y sus contrastes son un protagonista más, y es que a la escritora le encanta Madrid, no tiene muy claro el por qué, pero la vida en la calle, los infinitos paseos por los barrios o su gente, la acogen y la conmueven.
Los lectores destacaron el desparpajo y naturalidad de la escritora, tanto en sus novelas como en directo, el humor y su interesante forma de mirar la realidad. Esther, apasionada, contestaba a todas las preguntas encantada, nos habló del personaje principal, Castor, asocial, apolítico, tan desagradable, y que sin embargo empieza a estar contento y a cambiar completamente al enamorarse, de la importancia en la vida de la flexibilidad, del amor y del humor, los temas que nos han acompañado este año en el club 4 Lecturas 4 Continentes.
Fue un placer compartir la tarde del sábado con Esther García Llovet, con la que nos reímos y tenemos pendiente ver alguna obra cinematográfica suya, cortometraje, serie de televisión o exposición fotográfica, cualquier manifestación artística puede salir de esta gran mujer y seguro, sorprendernos. Muchas gracias Esther y hasta muy pronto.
El sábado 18 de marzo celebramos el primer club de lectura del programa «4 Lecturas 4 Continentes» de 2023, tercera edición que dedicamos este año a obras de amor y humor para afrontar los tiempos que corren. El autor programado, Alexis Ravelo, nos dejó hace casi dos meses, el 30 de enero, de forma inesperada, sin darnos tiempo de poder celebrar con él esta sesión dedicada a una de sus obras más conocidas, Los milagros prohibidos, y disfrutar de la luz y la alegría que todos los que le conocieron aseguran que desprendía. Inauguró el club de lectura Ana Vázquez, directora del Instituto Cervantes de Bruselas recordando el paso del autor por Bruselas a finales de 2022, y esos abrazos que regalaba, y que eran bien conocidos allende los mares.
Y aunque no pudimos contar con él, pudimos contar con dos grandes amigos y expertos en su obra literaria: José Luis Correa, profesor de didáctica de la lengua y literatura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que tiene un largo recorrido con Alexis Ravelo, y un detective de cabecera en sus novelas: Ricardo Blanco. Y por otro lado, Antonio Becerra, un gran amigo de Alexis, y también profesor en la universidad de Las Palmas, doctor en literatura y teoría literaria, además de guionista, documentalista y editor.
Con esta gran compañía y rodeados de lectores fuimos descubriendo a Alexis Ravelo, el escritor autodidacta al que se le conocía en los primeros tiempos como el escritor del Cuasquías, así solicitaban sus primeros lectores sus libros en tiendas y bibliotecas, el libro del camarero del Cuasquías, el eterno bar en el que trabajaba y desde el que comentaba sus lecturas con todos los que querían discutir sobre literatura. Sus principios fueron caóticos como escritor, al igual que lo era como lector, leía todo lo que le caía en las manos, que le caía de manos de su padre, vendedor de libros de puerta a puerta, lo que le permitió hacerse con muchas lecturas desde bien pequeño. Su padre también le inculcó el valor de hacer las cosas bien. Sus influencias literarias fueron también cuentos y relatos cortos, y el primer país que le fascinó fue Argentina, seguido de México, donde la novela negra es de un negro muy oscuro. Este bagaje, junto con la formación posterior en diferentes talleres de escritura, le fueron conformando, muy rápidamente, como el gran escritor en el que se ha convertido, con novelas de ritmo trepidante, de una cadencia sobrecogedora… y que hacen una delicia la lectura de todas y cada una de sus obras.
Ambos invitados estuvieron de acuerdo en afirmar que la obra literaria de Ravelo es una reflexión filosófica sobre la sociedad y el mal, por eso se encontraba tan cómodo en la novela negra, un género que le permitía el análisis y la denuncia para llegar a expresarse como él quería, en un negro muy negro, sin grises, y con mucha violencia, que él mismo había experimentado en diferentes experiencias vitales. Mientras tanto, escribía también su novela soñada, su novela seria, que salió a relucir a lo largo del debate porque finalmente la publicó: La otra vida de Ned Blackbird. Otra importante característica del autor que discutimos durante la tertulia fue el inmenso respeto que Alexis Ravelo tenía por el lector, todo lo hacía pensando en ellos, los lectores, en un diálogo continuo, eran lo más importante y el punto principal de sus novelas, y de sus intervenciones como crítico y agitador cultural. También respetaba a sus personajes, a los que trataba con mimo, especialmente a los más frágiles.
Muchos lectores admitieron desconocer ese episodio histórico tan excepcional retratado en la novela: la semana roja de La Palma, y destacaron la preciosidad e inmensa tristeza a la vez del libro que nos ocupaba esa tarde, un pesimismo respecto al ser humano implícito desde la primera página, donde sin embargo queda patente cómo son también las personas las únicas capaces de salvar de la iniquidad. Otro lector comentó los juegos narrativos de la mano del autor, un multinarrador, y otro el tratamiento de la maternidad en ese lugar y en esa ápoca concreta. Fueron varios lectores los que destacaron la horrible figura de Floro, el malo malísimo de nuestra novela al que Antonio Becerra comparó con un importante personaje de la literatura canaria, Doramas, del que se dice que mudó de lengua pero no de traje. Otros personajes fluctuaban en función de las propias dinámicas de la guerra, pero Floro no, es malo y el precursor de las desgracias que suceden. Para Alexis Ravelo contar esta historia, basada en un hecho histórico real, era un acto de redención, su aportación personal para no dejar en el olvido a todos los Floros de la historia, la manera de Alexis de dibujar y personalizar el mal.
Otro compañero canario, que también quiso estar presente en este homenaje, destacó de la novela la identificación que los canarios hacen de ella, los lugares, el habla, la forma de ser, esa manera tan mágica que tiene el escritor de hacer reconocer al lector la entonación y la prosodia en la lectura, propio de un buen conocedor de la cultura y literatura canaria como era Alexis Ravelo. Para este amigo canario, la verdadera seña de identidad del autor era la expresión, que consigue convertir lo local en universal. Y el ejemplo perfecto en la novela, Rosita, la madre de Floro. José Luis Correa destacó en este sentido, la socarronería canaria tan presente, efectivamente, en el autor, tanto en sus letras como en sus palabras.
Despedimos la sesión con recomendaciones de otras obras del camarero del Cuasquías, donde destacaron Los nombres prestados, La estrategia del pequinés o Un tío con una bolsa en la cabeza, además de la ya mencionada novela seria, La otra vida de Ned Blackbird. Te invitamos a seguir leyendo a Alexis Ravelo, porque una vez que lo conozcas, no vas a querer dejar de disfrutar de este gran personaje que era el autor, muy literario también, y conocido especialmente por sus impresionantes abrazos.
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