Durante la última sesión del club de lectura, nuestra compañera Sevin pidió sugerencias de lecturas para las vacaciones… Hemos decidido dedicarle un post en el blog y esperar las recomendaciones de los lectores. María Jesús Horta ha sido la primera en enviarnos sus Lecturas de verano…
Las editoriales españolas decidieron hace ya varios años que las lecturas de verano debían centrarse en libros “fáciles de leer” (sea lo que sea eso) y fáciles de transportar, libros que uno pudiera llevarse a la playa o a la montaña y en los que ocuparse en momentos de relajación del cuerpo y el espíritu. En consecuencia, la oferta que empieza a aparecer a finales del mes de junio suele abarcar pocos ensayos y poemas y centrarse en una narrativa plagada de los tan vituperados best seller. Yo no comparto esa teoría. Para mí, la única diferencia importante entre los libros que leo en verano y los del resto del año consiste en que, por fin, tengo el tiempo libre necesario para leer todas aquellas cosas que he dejado aparcadas durante los meses con más trabajo, meses en los que tuve que ocuparme de volúmenes académicos y manuales de clases, deberes y exámenes, meses en los que leer un libro sin un objetivo laboral concreto es a veces un lujo que pocas veces me puedo permitir. Por eso me encantan las lecturas de verano: son el mejor momento del año, el período en que, por fin, no sólo leo lo que necesito leer sino lo que me gusta leer o lo que creo que merece la pena conocer (tanto para ensalzarlo como para criticarlo sin piedad). Y reconozco que no le hago ascos a nada.
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