Lo tengo decidido, madre. Usted me enseño que a los muertos no se los abandona, y yo eso lo entiendo. […] En unos días, usted se viene conmigo. Y no se enoje, que a padre también lo llevo. Lo que no puedo, madre, es llevarle a sus otros muertos, me va a disculpar. […] Así que me va a disculpar, pero me voy con ustedes dos nomás.
Quebrada, de Mariana Travacio
Los muertos en las novelas de Travacio participan de la trama con la naturalidad con la que se anuda pasado con presente. Tan fundamental para la composición de la novela es lo que va sucediendo, la búsqueda del arroyo, el camino al mar, los encuentros con ese nuevo paisaje, como la lucha por no abandonar a aquellos que forman parte de nuestra historia, a aquellos a los que rendimos memoria en nuestra propia vida y que siempre nos acompañan:
“Los vivos están anudados a los muertos por un lazo tan etéreo como indesatable; todo aquello que pensamos que se parte con la muerte en realidad se anuda. Por ese camino llega la pregunta que parece hilvanar las historias entrecruzadas que Quebrada, […], entrelaza: una pregunta que no está articulada por el lenguaje, sino por el peso aurático que gravita entre los personajes y sus travesías: ¿cómo forjar, entre los vivos, una administración más o menos lúcida, más o menos sana, de los muertos?” (Debret VIANA, Página 12, 17 de abril de 2022).
Es la muerte lo que hace huir a Lina Ramos y es la muerte la que acompaña a Relicario Cruz, quien no puede separarse de todo lo que trasciende de su propio nombre y apellido. Travacio afirmó en una entrevista para el diario Clarín que “Lo único que tenemos por certero es que al final del camino está la muerte”. Y así -continúa- debemos inventar un camino nuevo cada día para huir del destino que todos tenemos asignado. Nada más y nada menos que la historia de Lina y Relicario, los protagonistas de este viaje.
De Quebrada se ha dicho que podría ser una recreación de la gauchesca, o un western kafkiano, o una vuelta de tuerca a Rulfo y su Pedro Páramo. Y si es verdad que podríamos rastrear cada uno de estos aspectos entre las páginas del libro -más bien habría que decir en el conjunto de la obra de Travacio- el acercamiento que la autora propone es bello, diferente y muy personal defendiendo esa idea tan rulfiana y que, sin embargo, ya estaba en Virgilio de que no existen más que tres temas básicos: el amor, la vida y la muerte. Y esos temas tan presentes en el escritor mexicano se manifiestan con toda su fuerza en su obra El llano en llamas, quizás la obra que más cercana se encuentra del universo de la escritora argentina. Sin duda, la lectura que hace el propio Rulfo de sus obra en el inicio de este documental muestran esta proximidad:
«la vida es un mientras tanto: ese recorrido singular, de cada quién: eso que nos obliga a inventarnos un camino, cada día, para salir de la cama. Lo curioso es que acabamos por dotar, a ese mientras tanto, de un sentido. Como si lo tuviera.» (Mariana Travacio, entrevista de Claudia Lorenzón en el diario Clarín, el 4 de marzo de 2022). En eso consiste el viaje.
Se llevó las dos cantimploras grandes que teníamos y un atado de ropa y ese puñado de semillas que le había dado Octavia para cuando se fuera. Que eran semillas buenas, le había dicho, que daban fuerzas, que las usara cuando las necesitara. Se fue porfiada, Lina, a buscar ese arroyo. La última noche discutimos bastante. Yo no quería que se fuera y ella no quería irse sola: quería arrastrarme con ella; estaba emburrada. Vamos a conocer el mar, Cruz, vamos. Así me repetía. Pero yo no la iba a acompañar en ese desquicio que se le había metido dentro. Eso no se hace, Lina. Y ella no me oía. Terca, estaba. Y ahora vaya Dios a saber por dónde anda.
Quebrada, Mariana Travacio
Es el tercer capítulo del Primer relato, ahí tenemos la voz de Relicario, una voz que se alternará a lo largo de la primera parte con la de Lina, una voz, la del marido, que surge -en palabras de la autora- de la de ella: “ la voz de Lina me trajo la de Relicario, en ese contrapunto que tenían entre ellos.” (“Mariana Travacio: Quebrada podría funcionar como una metáfora de la inermidad, de la orfandad de los personajes”, por Laeticia Rovecchio Antón, en Pliego suelto. Revista de literatura y alrededores, 2 de agosto de 2022).
Es la voz de Lina la que afina, la que da la sintonía a esta primera parte. Travacio crea a su personaje escuchando. El origen está en una entrevista a una maestra que había leído en un diario. Escuchen cómo lo cuenta la escritora argentina en el inicio de este diálogo:
Ella se acompaña en esta reflexión sobre la construcción oral de los personajes de aquello que decía Borges: “saber cómo habla un personaje es saben quién es, […] descubrir una entonación, una voz, una sintaxis peculiar, es haber descubierto un destino.” (Laeticia Rovecchio Antón).
El destino es lo que sale a buscar Lina y lo que trata de perseguir Relicario: él la escucha:
“Me voy, Relicario.
¿Adónde vas a irte sola, mujer?
Octavia me enseñó el camino.
Qué camino, Lina, si acá no hay caminos.
Hay que ir para abajo, hasta dar con el arroyo.
[…]
Quebrada, Mariana Travacio
Así, Relicario, se ve en la misma encrucijada que Travacio, de alguna manera ese es su destino: seguir los pasos de la voz de Lina o quedar atrapados en la quebrada.
“Es tal la delicadeza que logra Mariana Travacio que los escuchamos antes de leerlos, y sabemos quién dice qué por la textura de sus voces. Relicario, solo en el rancho, entra en cuenta de que Lina tenía razón: no sólo todo está muerto allí sino que lo único que tenía vida, Lina, se fue. Y no vuelve, como él pensó. Relicario se adentra en un dilema. Tiene que ir tras ella, tiene que pedirle que regrese o irse con ella donde sea que ella vaya.” (Debret Viana, Página 12, 17/4/2022)
Y, sin embargo, hay un obstáculo que le hace dudar: ¿qué hacer con los muertos?
Me llamo Lina Ramos, soy la esposa de Relicario Cruz. Hace tiempo le vengo diciendo que nos tenemos que ir, pero él no quiere. Se aferra mucho a esta tierra, dice que acá nacimos y que acá tenemos que morir. Pero es que ya no queda nadie, le digo. Y me dice que no podemos andar abandonando a nuestros muertos, no podemos irnos y dejarlos acá, Lina, sin nadie que los reconozca. Así me dice. Que esas cosas no se hacen. Y yo le explico que con gusto me quedaría si hubiera qué comer. Pero esta es una zona muy quebrada, no se encuentra ni un pedazo de tierra que sirva para algo.
Quebrada, de Mariana Travacio
Con la voz de Lina Ramos se abre este precioso relato de Mariana Travacio, es la voz de esta mujer la que se presenta y nos dibuja la historia: es esposa (de Relicario Cruz), se resiste al destino de la tierra, quiere marcharse, no hay nada para comer, los muertos a los que apela su esposo son una llamada, precisamente, para su huida, porque allí sólo hay un terreno yermo en una quebrada.
Quebrada (definición de la RAE):
Sin.: desfiladero, garganta.
2. f. Hendidura de una montaña.
3. f. Am. Arroyo o riachuelo que corre por una quiebra.
Pero también:
Sin.: arruinado.
2. adj. Quebrantado, debilitado. Quebrado de color.
3.adj. Dicho de un terreno, de un camino, etc.: Desiguales, tortuosos, con altos y bajos.
Sin.: abrupto, escabroso, escarpado, accidentado, desigual.
Ant.: liso, llano.
4. adj. [….] Dicho de una persona: Que ha roto su noviazgo.
Sin tiempo para iniciar el viaje, nos pertrechamos de estas herramientas léxicas para iluminar el camino que nos propone Travacio, ya que en cada uno de estos matices se aparece el universo del relato:
«Mariana Travacio ha escrito una road novel sin camino, en la que los personajes inventan, a través del monte, el lugar que pueden, una ruta que los arrastra a cada paso al encuentro con un destino oscuro». (Debret VIANA, “Quebrada, la nueva novela de Mariana Travacio, en Página 12, 17 de abril de 2022).
Sin más adelantos, vayamos a su encuentro y al de la comunidad de lectores de este nuevo episodio de nuestro 4Lecturas/4Continentes.
Mariana Travacio relata en su novela Quebrada (Las afueras, 2022) la historia de Lina, una mujer que decide, en absoluta soledad, dejar atrás el caserío que comparte con su marido, empujada por la ilusión de conocer el mar. Su marido, Relicario, reticente, decide quedarse para no abandonar a los muertos que tienen enterrados en el pueblo porque “a los muertos no se les abandona”. Sin embargo, pronto se da cuenta de que su vida sin Lina no tiene sentido, por lo que consigue un burro para cargar los féretros y emprende el camino intentando seguir los pasos de su mujer.
La novela es una obra en la que el amor y la lealtad se ven marcados por el desarraigo, el dolor y la pérdida. Tal como ya hizo en Como si existiese el perdón, la escritora argentina vuelve a sumergirnos en un mundo ancestral para entregarnos una novela de aire clásico, violenta y poética a la vez, en la que nada falta y nada sobra.
Mariana Travacio (Argentina, 1967) es licenciada en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, donde se desempeñó como docente en la Cátedra de Psicología Forense. Realizó una Maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Sus cuentos han sido publicados en diversas antologías y revistas, y ha recibido numerosos reconocimientos literarios en concursos nacionales e internacionales.
Esta es la segunda sesión en 2025 de la actividad compartida «4 Lecturas, 4 Continentes», el club de lectura virtual organizado desde las bibliotecas de los Institutos Cervantes de Chicago, Tetuán, Bruselas y Estambul. El programa de este año agrupa cuatro novelas que tienen como hilo común el viaje literario.
El sábado 8 de marzo celebramos el Día de la Mujer por todo lo alto, recordando y homenajeando a grandes mujeres olvidadas de la historia que tuvieron un papel fundamental en la Guerra Civil Española y en II Guerra Mundial, con la primera lectura del club 4 Lecturas 4 Continentes de 2025, con la escritora y periodista Laia Perearnau, y su novela: La pasadora.
Laia Perearnau comienza su incursión en la escritura inspirada en los grandes títulos de Gabriel García Márquez, pero es un curso de escritura creativa el que marca la diferencia en su actividad productiva por el método que le proponen utilizar para organizar el trabajo previo de información, investigación, creación de personajes y de escenas… un orden necesario que la ha permitido sorprender a los lectores con grandes títulos como Francesca de Barcelona o La pasadora, que entremezclan hechos históricos con altas dosis de ficción. En su proceso de creación nos desveló cómo va metiendo los hechos históricos que quiere contar en la novela hasta que caminan ellos solos de la mano de personajes y de otras historias agradables de leer, y todo esto a un ritmo trepidante, propio de su bagaje como guionista de televisión.
En La pasadora se basó mucho en las historias personales de los judíos que pasaban a España atravesando los Pirineos. Y Sol Mentruit, la protagonista, está inspirada en el caso de una historia real, una pasadora de 18 años que pasó a una familia entera y, muchos años después, el niño de aquella familia vino a agradecérselo. Como en este caso, en esta recuperación de la memoria, Laia se ha encontrado con testimonios de nietos que descubrieron que su abuela era pasadora por los coches con matrícula extranjera que venían a dar las gracias tiempo después.
Algunos lectores coincidieron en que habían leído la novela de manera casi compulsiva, sin poder parar, especialmente la tercera parte, otros confesaron haber leído el libro con un mapa en la pantalla, para poder localizar los lugares mencionados en las rutas de los pasadores, rutas que tanto ha recorrido la escritora para poder inspirarse y escribir la historia de la forma más creíble posible. De hecho, en los años 50 aparecieron varios cadáveres de la época, y recientemente también han aparecido algunos con los cráneos agujereados, confirmando que la leyenda negra de asesinatos en la montaña es real.
Max, nuestro gran protagonista masculino, creado a partir de una historia real de un pueblo de Austria que votó no a la anexión con Alemania, creó mucho revuelo entre los asistentes, especialmente por comenzar con él el primer capítulo, dando al lector un poder que la protagonista no tiene: conocer su verdadera identidad desde el principio. Junto a esta técnica narrativa, la escritora utiliza también los flashbacks, con lugares y fechas diferentes para mantener al lector atento en todo momento. Max es un personaje que no es fácil, confesaba Laia, al que vas conociendo y entendiendo a lo largo de la historia y, como la protagonista, del que te enamoras rápidamente. Porque algo que destaca en la novela es la intensa historia de amor que esconden sus páginas, una pasión construida a partir de la literatura, del alegato al amor y al paso de tiempo de los poemas de Apollinaire y del libro Adios a las armas de Hemingway, una novela antibelicista que relata una historia de amor muy parecida a la que nos ocupa.
Otros personajes reales que crearon pasiones y gran admiración fueron el químico judío Rosenthal, que consiguió engañar a la embajada española de París, que se dedicaba a hacer firmar poderes a los judíos para después quedarse con sus bienes; el aviador inglés Richard A. Mayhew que, como otros aviadores, tenía que llegar a la Venta Miraflores en Algeciras para poder volver a Inglaterra desde Gibraltar ya que para los ingleses fabricar aviones era factible pero fabricar pilotos a la misma escala no era tan fácil, por eso pagaban mucho dinero por recuperarlos vivos, y fueron muchos los aviadores que utilizaron esta ruta para volver a Inglaterra; Jacques Allier, el héroe que consiguió rescatar la última bombona de agua pesada del mundo para que no cayera en manos alemanas, o el famoso pasador Quim Baldrich, rudo y tierno a partes iguales, y uno de los líderes de la red de evasión andorrana. De los grandes traidores y los personajes oscuros de esta novela, causantes de tanta desgracia y de que existan quizás también estas novelas y estas grandes historias de superación y humanidad, no hablaremos en esta crónica, dejaremos que los lectores los descubran en el libro.
Laia Perearnau confesaba que comienza imaginando sus novelas por los puntos más álgidos de la historia pero, llegado un momento, los personajes avanzan solos y eligen lo que les ocurre, y así fue lo que pasó con el final de este libro, que cuenta además con un final alternativo que gustó y alivió mucho a los lectores. Un libro trepidante que entremezcla una potente historia de amor con importantes hechos históricos y héroes anónimos rescatados de la historia. Una historia para viajar a otras épocas, a otros lugares, a la montaña, a la guerra, y también a la humanidad.
Otros títulos que rescatamos entre los lectores que tenían que ver con esta historia es Maddy y las fronteras, de Edurne Portela, El marqués y la esvástica, de Rosa Sala Rose y Plàcid García-Planas Marcet, Viento salvaje: crónica de una tragedia en los Pirineos, de Jordi Cruz i Serra, o Los rojos de ultramar, de Jordi Soler; el documental Balandrau, infierno helado, y las series Los amos del aire o Transatlantic. Y nos quedamos con ganas de conocer el título de la siguiente novela de esta fantástica escritora, en la que también mezcla historia con ficción, monasterios, copistas… seguiremos atentos para tenerla pronto entre nuestras estanterías.
Comentarios recientes / Son yapılan yorumlar