“Una broma que encubre algo muy serio.”
(Los detectives salvajes, Roberto Bolaño)
“Mi primo me llamó por teléfono y dijo: Te quiero presentar a mis socios. Quedamos de vernos el sábado a las cinco y media en plaza México, afuera de los cines. Llegué, eran tres, más mi primo. Todos con una pelusilla oscura encima de los labios (teníamos dieciséis, diecisiete años), la cara llena de espinillas que supuraban un líquido viscoso amarillento, cuatro narices enormes (cada quien la suya), hacían la prepa con los jesuitas. Nos estrechamos la mano. Me preguntan de dónde soy, dando por hecho que no soy de Guadalajara, quizá porque al estrecharles la mano levanté el dedo pulgar hacia el cielo. Digo que de Lagos, que viví ahí hasta los doce años. No saben dónde queda eso. Explico que en Los Altos, a tres horas en coche. Mi primo dice que de ahí es la familia de su papá y que su papá y el mío son hermanos. Ah, dicen. Somos güeros de Los Altos, especifica mi primo, como si fuéramos una subespecie de la raza mexicana, Güerus altensis, y sus socios se miran entre sí, unos a otros, con un brillito socarrón en sus miradas de clase media alta tapatía, o clase alta baja, o incluso aristocracia venida a menos.”
(No voy a pedirle a nadie que me crea, Juan Pablo Villalobos)
No hay nada más serio que el humor. Ya se dice en Los detectives salvajes que “el poema (de Tinajero) es una broma que encubre algo muy serio”. ¿Cuál es, entonces, el misterio? Con la misma ligereza con la que los muchachos de los detectives responden a esa misma pregunta, nosotros podríamos homenajear a Bolaño y confirmar que en No voy a pedirle a nadie que me crea “no hay misterio, Amadeo”.
En fin, en la novela sí que hay algo que se esconde. Es el propio Juan Pablo Villalobos, convertido en personaje: un escritor mexicano, homónimo, que se traslada de México a Barcelona para hacer un doctorado sobre los límites del humor en la literatura latinoamericana del siglo XX. Su tesina había versado sobre otro escritor mexicano, Jorge Ibargüengoitia, que, paradójicamente, se opone a la autoficción a través del humor. “Desde Jorge Ibargüengoitia no teníamos en México un narrador que manejara con esa destreza los mecanismos del humor, sobre todo del humor paródico. “ (Fernando GARCÍA RAMÍREZ, “El malvado realismo cínico”, Letras libres, 16 de febrero de 2017).
Seguro que ya estáis inmersos en los primeros capítulos del libro, en ese inicio a lo Pulp fiction que nos deja esa profunda reflexión sobre el humor, esa escena que no sé por qué recuerda a esta otra de la película de Tarantino:
“¿Y si yo soy el que cuenta el chiste?” (No voy a pedirle a nadie que me crea)
Pero que el lector no tema nada. No hay misterio. En esta pequeña entrevista, el autor nos adelanta qué vamos a encontrar en el libro y deja claro que no va a pedirle a nadie que se ría:
A pesar de todo reírse va a ser inevitable en esta lectura. Escribidnos porque este blog depende de vosotros, es decir, de quien cuente el chiste.
Empezamos la segunda lectura del club de lectura virtual 4 Lecturas, 4 Continentes, organizado desde las bibliotecas del Instituto Cervantes de Bruselas, Estambul, Tetuán y Chicago. En este año 2023 consta de nuevo de cuatro títulos destinados a amenizar los tiempos que corren con Amor y humor. En esta ocasión caemos del lado del humor con No voy a pedirle a nadie que me crea de Juan Pablo Villalobos.
Es No voy a pedirle a nadie que me crea una novela variopinta y con una grandísima carga de humor, donde transitan diversos y excéntricos personajes, desde mafiosos peligrosísimos –el licenciado, el Chucky o el chino–, una novia que se llama Valentina, lectora de Los detectives salvajes, y que está al borde de la indigencia; Laia, cuyo padre es un político corrupto de un partido nacionalista de derechas; un okupa italiano que se ha quedado sin perro; un pakistaní que simula vender cerveza para no levantar sospechas, una perra que se llama Viridiana; una niña que recita versos de Alejandra Pizarnik, y hasta la propia madre del protagonista, trágica, abusadora y fanfarrona. Personajes entrañables y excéntricos a los que le suceden cosas extrañas y divertidísimas. Los distintos personajes de esta historia nos advierten con frecuencia: No voy a pedirle a nadie que me crea, pues todo lo normal y corriente acaba convirtiéndose, sin que se sepa cómo, en surrealista y raro, incitando al delirio y a la risa, como la vida misma.
Juan Pablo Villalobos nació en México en 1973 y vive en Barcelona desde 2003. En Anagrama ha publicado todas sus novelas, traducidas en más de quince países, algunas destacadas: Fiesta en la madriguera, Si viviéramos en un lugar normal, Yo tuve un sueño o La invasión del pueblo del espíritu, así como su más reciente novela, de 2022, Peluquería y letras. Ha investigado temas tan heterogéneos como la ergonomía de los retretes, los efectos secundarios de los fármacos contra la disfunción eréctil o la excentricidad en la literatura latinoamericana de la primera mitad del siglo XX. Destaca por deslumbrar al lector con un humor inteligente, por su perspicacia como observador, y por su capacidad para descubrir lo extraño en lo cotidiano. Arranca la carcajada sin mover un músculo, y esta característica le ha convertido en un autor imprescindible. En sus novelas nos habla de la realidad y de la ficción, o sea de la importancia de la literatura en nuestras vidas, y del papel fundamental del humor.
El debate sobre No voy a pedirle a nadie que me crea se lleva a cabo del 20 de mayo al 9 de junio en este mismo blog, esperamos vuestros comentarios y opiniones tal como vayáis avanzando en la lectura. El sábado 10 de junio tendrá lugar el encuentro con Juan Pablo Villalobos en la plataforma Zoom, con la moderación de Ángel Hernando. Una oportunidad única para dialogar con el escritor y poder comentar detalles de la novela y de su trayectoria literaria.
El sábado 18 de marzo celebramos el primer club de lectura del programa «4 Lecturas 4 Continentes» de 2023, tercera edición que dedicamos este año a obras de amor y humor para afrontar los tiempos que corren. El autor programado, Alexis Ravelo, nos dejó hace casi dos meses, el 30 de enero, de forma inesperada, sin darnos tiempo de poder celebrar con él esta sesión dedicada a una de sus obras más conocidas, Los milagros prohibidos, y disfrutar de la luz y la alegría que todos los que le conocieron aseguran que desprendía. Inauguró el club de lectura Ana Vázquez, directora del Instituto Cervantes de Bruselas recordando el paso del autor por Bruselas a finales de 2022, y esos abrazos que regalaba, y que eran bien conocidos allende los mares.
Y aunque no pudimos contar con él, pudimos contar con dos grandes amigos y expertos en su obra literaria: José Luis Correa, profesor de didáctica de la lengua y literatura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que tiene un largo recorrido con Alexis Ravelo, y un detective de cabecera en sus novelas: Ricardo Blanco. Y por otro lado, Antonio Becerra, un gran amigo de Alexis, y también profesor en la universidad de Las Palmas, doctor en literatura y teoría literaria, además de guionista, documentalista y editor.
Con esta gran compañía y rodeados de lectores fuimos descubriendo a Alexis Ravelo, el escritor autodidacta al que se le conocía en los primeros tiempos como el escritor del Cuasquías, así solicitaban sus primeros lectores sus libros en tiendas y bibliotecas, el libro del camarero del Cuasquías, el eterno bar en el que trabajaba y desde el que comentaba sus lecturas con todos los que querían discutir sobre literatura. Sus principios fueron caóticos como escritor, al igual que lo era como lector, leía todo lo que le caía en las manos, que le caía de manos de su padre, vendedor de libros de puerta a puerta, lo que le permitió hacerse con muchas lecturas desde bien pequeño. Su padre también le inculcó el valor de hacer las cosas bien. Sus influencias literarias fueron también cuentos y relatos cortos, y el primer país que le fascinó fue Argentina, seguido de México, donde la novela negra es de un negro muy oscuro. Este bagaje, junto con la formación posterior en diferentes talleres de escritura, le fueron conformando, muy rápidamente, como el gran escritor en el que se ha convertido, con novelas de ritmo trepidante, de una cadencia sobrecogedora… y que hacen una delicia la lectura de todas y cada una de sus obras.
Ambos invitados estuvieron de acuerdo en afirmar que la obra literaria de Ravelo es una reflexión filosófica sobre la sociedad y el mal, por eso se encontraba tan cómodo en la novela negra, un género que le permitía el análisis y la denuncia para llegar a expresarse como él quería, en un negro muy negro, sin grises, y con mucha violencia, que él mismo había experimentado en diferentes experiencias vitales. Mientras tanto, escribía también su novela soñada, su novela seria, que salió a relucir a lo largo del debate porque finalmente la publicó: La otra vida de Ned Blackbird. Otra importante característica del autor que discutimos durante la tertulia fue el inmenso respeto que Alexis Ravelo tenía por el lector, todo lo hacía pensando en ellos, los lectores, en un diálogo continuo, eran lo más importante y el punto principal de sus novelas, y de sus intervenciones como crítico y agitador cultural. También respetaba a sus personajes, a los que trataba con mimo, especialmente a los más frágiles.
Muchos lectores admitieron desconocer ese episodio histórico tan excepcional retratado en la novela: la semana roja de La Palma, y destacaron la preciosidad e inmensa tristeza a la vez del libro que nos ocupaba esa tarde, un pesimismo respecto al ser humano implícito desde la primera página, donde sin embargo queda patente cómo son también las personas las únicas capaces de salvar de la iniquidad. Otro lector comentó los juegos narrativos de la mano del autor, un multinarrador, y otro el tratamiento de la maternidad en ese lugar y en esa ápoca concreta. Fueron varios lectores los que destacaron la horrible figura de Floro, el malo malísimo de nuestra novela al que Antonio Becerra comparó con un importante personaje de la literatura canaria, Doramas, del que se dice que mudó de lengua pero no de traje. Otros personajes fluctuaban en función de las propias dinámicas de la guerra, pero Floro no, es malo y el precursor de las desgracias que suceden. Para Alexis Ravelo contar esta historia, basada en un hecho histórico real, era un acto de redención, su aportación personal para no dejar en el olvido a todos los Floros de la historia, la manera de Alexis de dibujar y personalizar el mal.
Otro compañero canario, que también quiso estar presente en este homenaje, destacó de la novela la identificación que los canarios hacen de ella, los lugares, el habla, la forma de ser, esa manera tan mágica que tiene el escritor de hacer reconocer al lector la entonación y la prosodia en la lectura, propio de un buen conocedor de la cultura y literatura canaria como era Alexis Ravelo. Para este amigo canario, la verdadera seña de identidad del autor era la expresión, que consigue convertir lo local en universal. Y el ejemplo perfecto en la novela, Rosita, la madre de Floro. José Luis Correa destacó en este sentido, la socarronería canaria tan presente, efectivamente, en el autor, tanto en sus letras como en sus palabras.
Despedimos la sesión con recomendaciones de otras obras del camarero del Cuasquías, donde destacaron Los nombres prestados, La estrategia del pequinés o Un tío con una bolsa en la cabeza, además de la ya mencionada novela seria, La otra vida de Ned Blackbird. Te invitamos a seguir leyendo a Alexis Ravelo, porque una vez que lo conozcas, no vas a querer dejar de disfrutar de este gran personaje que era el autor, muy literario también, y conocido especialmente por sus impresionantes abrazos.
“Alexis Ravelo tenía una extraña manera de cazar a sus víctimas. Antes siquiera de verlo, uno oía su vozarrón, con o sin carcajada, aunque en realidad –palabras y risas eran ambas una misma cosa– y lo siguiente era ya el ataque letal. No sabías muy bien de dónde había salido aquella bestia, pero lo tenías ahí, encima tuyo a punto de dar rienda suelta a su llave favorita: el abrazo Ravelo.”
(“El abrazo de Ravelo”, de Carlos Zanón, en el periódico La Vanguardia, 31 de enero de 2023)
Este escritor calvo a régimen de cervezas y bocadillos de chopped -así le gustaba definirse- nos obsequió con un legado literario que transita desde el microrrelato al cuento, de los libros infantiles y juveniles a la novela negra, desde la novela más canalla y gamberra – los Monroy que recomienda Silvia- a la más histórica y documentada, dejando siempre patente esa capacidad de buen narrador que tan bien sabía transmitir en todas las ágoras en las que participaba. Además de su faceta como novelista, Ravelo ha colaborado en radio, televisión, prensa y publicidad e incluso ha creado letras para canciones. Todo un torbellino de actividad, desde la periferia Canaria (de sus múltiples ocupaciones e iniciativas en las Islas ya os hablamos en una entrada anterior del blog) hasta aquel confín del mundo en el que su imagen seguirá viva en los espejos.
Pero es sin duda en la novela negra donde ha obtenido los mayores reconocimientos, especialmente tras ganar en 2014 el premio Dashiell Hammett en la Semana Negra de Gijón por La estrategia del pequinés. Este cuentista de la calle, que nació y se crio en el humilde barrio de Escaleritas en Las Palmas de Gran Canaria, fue aprendiendo el oficio de escritor con las voces que se entremezclaban tras la barra de un bar, mientras servía copas como camarero:
“- Josué, ¿conoces a Alexis Ravelo?
– No, personalmente, pero él nos conoce a todos, del Cuasquías [nombre del bar en el que trabajó mucho tiempo y que fue un local de referencia en Las Palmas]. Y además, nos saluda. Si coincides con él, seguro que entre ronsito y ronsito vas a aprender de literatura y de cine más que si hubieras hecho un doctorado”.
Pero su formación fue más allá de la calle: “ Aunque dejó inacabados los estudios de Filosofía que comenzó en la UNED, se considera a sí mismo un hombre autodidacta, que ha aprendido de la vida y de sus avatares, y ha asistido a talleres de narrativa impartidos por Mario Merlino, Augusto Monterroso y Alfredo Bryce Echenique; podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que Alexis Ravelo posee un bagaje cultural digno de admirar”(Raquel Ortiz, entrada “Alexis Ravelo” para la Academia Canaria de las Lengua). Dejamos que Alexis nos cuente un poco cómo fueron aquellos años de aprendizaje mundano:
Fueron tiempos rodeado de influencias antes de crear y de edificar su propia guarida: “cuando es interrogado acerca de quién o qué considera influyente en su obra, no duda en nombrar y analizar las obras de autores como Friedrich Dürrenmatt, Jean-Pierre Manchete, Leonardo Sciascia, Juan Madrid, Francisco González Ledesma, Jorge Reverte o Kurt Vonnegut; entre los autores canarios, destaca la influencia de Pedro García Cabrera, Dolores Campos-Herrero, Benito Pérez Galdós o Agustín Espinosa, entre otros.” (Raquel Ortíz, art. cit.).
Los abrazos de Ravelo
[obras referenciadas, principalmente, en el artículo de Raquel Ortiz, ya mencionado]
1. En el apartado Relato:
Trazos interrumpidos/El día del esclavo/Sombras chinescas (1997)
Segundas personas (2000)
Ceremonias de interior (2006)
Algunos textículos (2007)
“En sus relatos, textos de distinta extensión (pero siempre breves), Alexis Ravelo busca el extrañamiento ante lo cotidiano, el entretenimiento, el juego, la incomodidad, la reflexión. […] Sin duda, pequeños textos que, como ya esboza el propio Alexis Ravelo en su blog Ceremonias, son <<pequeñas píldoras para leer rápido y pensar despacio>>”.
Fragmento de Ceremonias de interior
“Manuscrito hallado en un elevador”
En memoria de Augusto Monterroso
Amo los ascensores porque son un país de lo indefinido en medio de la previsible jornada. Porque suponen la indescifrable posibilidad de encontrarte con tu peor amigo, tu mejor enemigo, con el amor de tu vida, con el hombre destinado a ser tu verdugo. […]
2. Sobre las Novelas:
Tres funerales para Eladio Monroy (2006)
La noche de piedra (La iniquidad I, 2007)
Sólo los muertos [Eladio Monroy 2](2008)
Los días de mercurio (La iniquidad II, 2010)
Los tipos duros no leen poesía [Eladio Monroy 3] (2011)
Morir despacio [Eladio Monroy 4] (2012)
La estrategia del pequinés (2013)
La última tumba (2013)
El viento y la sangre (2013)
Las flores no sangran (2015)
La otra vida de Ned Blackbird(2016)
Los milagros prohibidos, 2017.
El peor de los tiempos [Eladio Monroy 5], 2017.
La ceguera del cangrejo, 2019.
Un tío con una bolsa en la cabeza, 2020.
Si no hubiera mañana [Eladio Monroy 6], 2021.
Los nombres prestados, 2022.
“Sobre la novela negra, género en el que sin duda destaca, Ravelo tiene las ideas muy claras: como escritor, considera que puede y debe escribir sobre lo que ocurre en la realidad, en el día a día del ciudadano de a pie. […] Lo más trascendental, sin embargo, con respecto a esto – y por supuesto base de la novela negra –, es la violencia que se genera a partir de esta política y de esta sociedad capitalista, una violencia que, para Ravelo, se refleja totalmente en el ser humano y sus pasiones.”
Algunos de sus escritores de cabecera en el género eran Raymond Chandler, Horace McCoy, James M. Cain, David Goodis y “el gran Jim Thompson”.
Fragmento de Tres funerales para Eladio Monroy
“Los camiones de la basura, las cubas municipales, los vehículos de desinfección, los taxis vacíos van dando paso a los turismos, a las guaguas, a los camiones de reparto, a los taxis ocupados.
La luz se derrama sobre los barrios altos (que aquí son los barrios bajos); sobre las instalaciones portuarias; sobre los bloques de viviendas con paredes de cartón; sobre los riscos nimbados de pequeñas casas que se amontonan en multicolor cascada; sobre el empedrado y los muros de piedra de las calles del barrio colombino; sobre las céntricas avenidas; sobre las playas desoladas que acogen a bañistas prematuros; sobre oficinas bancarias y sedes oficiales; sobre cuarteles y hospitales; sobre colegios y cocheras; sobre plazas diáfanas y sombríos callejones sin salida.”
3. Su literatura para jóvenes y niños
La princesa cautiva (2008)
Historia del bufón Alegre Contador (2008)
Los perros de agosto (2009)
La fuga (2009)
Las fauces de Amial (2010)
Las pruebas de Maguncia (2013)
Dácil, princesa de Taoro (2013)
Las ratas de noviembre (2015)
La cabra fortunata y Tomasito el ilustrado (2015)
Rompiendo límites
Su novela negra ha recibido múltiples premios por aquello que tuvo de revolucionaria, encontrando una voz propia en un género tan poblado que muchas veces se nos hace difícil encontrar lo auténtico.: “Debo reconocer que Tres funerales para Eladio Monroy fue para mí una obra revolucionaria. […] lo cierto es que descubrí en las páginas de esta novela que me encontraba ante un narrador impresionante, un escritor que tenía muy claros los fundamentos mínimos para consolidar un estilo propio, una marca muy personal que habría de servirle para que, con el tiempo y la sucesión de obras, se convirtiera en una categoría literaria por sí mismo.” (Victoriano Santana Sanjurjo, “Alexis Ravelo. Ante todo, buena gente”, en el blog Soltadas).
Pero además cultivo otros géneros negros, aquellos que como Los milagros prohibidos reconstruyen la historia desde el interior, desde las personas que la habitan, convirtiéndose en un cronista de otro siglo, probablemente, como su paisano Galdós, de un XIX con aires del XXI, porque Ravelo también tenía sus episodios, aquellos que le permitían reflexionar de los espacios y de la memoria, de la iniquidad. Antonio Becerra Bolaños y Nayra Pérez Hernández en su artículo “Espacios y memoria del mal: en torno a La iniquidad de Alexis Ravelo” dedicado a las novelas La noche de piedra y Los días del mercurio nos confiesan que “Ravelo recupera el carácter social y la dimensión filosófica de este tipo de textos a través de un interesantísimo tratamiento del espacio y de la reconstrucción de la memoria histórica.”
La última vez que coincidimos venía de triunfar -nuevamente- con Los nombres prestados, las librerías se llenaban con la reedición de Los días del mercurio y nosotros caminábamos hacia el 4L/4C con la mochila llena de milagros prohibidos. Allí nos quedamos, como dice Zanón, en un abrazo de Ravelo.
Si no los habéis probado, no os preocupéis, abrid sus libros porque como bien afirma Carlos Zanón: «Alexis Ravelo (Las Palmas, 1971) escribía mejor que abrazaba. Mucho mejor. Imagínense.”
“Bien cierto era que en los primeros días hubo quien apoyó a los fugados, proporcionándoles provisiones, ropa y cobijo. Pero la gente de uniforme se había encargado enseguida de escarmentar a los proveedores. Dadas las circunstancias, para que Agustín estuviese bien, sano y salvo, habría hecho falta un milagro. Y los fascistas habían prohibido los milagros”
(Los milagros prohibidos, p. 90)
Si bien la novela construye su trama en los días posteriores a la Semana Roja y se concentra en las peripecias y vicisitudes que sufrieron sus principales personajes, sobre todo en la huida de Agustín Santos y las circunstancias que llevaron al movimiento de los Alzados, tal y como se refiere en este artículo:
“El relato se centra en la fuga del protagonista por montañas y barrancos, intentando llegar a un lugar desde el que salir de la isla para poder luego rescatar a su esposa. Su huida, que se prolonga varios meses, es tan desesperada, y la posibilidad de escapar tan remota, que solo un milagro podría salvarlo, lo que motiva el título de la obra” (Ines Alicia Espinosa Charry, “La presencia del viaje del héroe en la novela ‘Los milagros prohibidos’ de Alexis Ravelo”)…
… el desencadenante de estos acontecimientos está en otro alzamiento, el del general Franco, y en las consecuencias que tuvo en la isla de la Palma. Así nos lo cuenta el autor en esta presentación del libro:
Bien es cierto, como muchos críticos afirman, que Los milagros prohibidos es una novela de personajes -de doña Florita al Sargento Vidal pasando por Agustín Yanes, Juan el Malhablao o Fernando el Polaco, entre muchos otros perfectamente caracterizados-, en la que Ravelo es capaz de construir con múltiples matices la forma de vivir y de pensar de ese momento histórico, pero en la que destacan tres protagonistas por encima del resto: Agustín Santos, el maestro comunista, progresista, emigrante granadino en la isla, que se ve obligado a huir y a constituirse en un héroe a la fuerza; Emilia Mederos, su esposa, una mujer perteneciente a la próspera burguesía palmera, una familia santacrucera de ideología liberal; y Floro, el Hurón, pretendiente de Emilia, falangista, con poca cultura, que se ve rechazado por culpa de otro hombre, en última instancia un rojo.
Es precisamente la tensión amorosa entre estos protagonistas la que convierte el relato en una maravillosa novela de aventuras, un relato épico – “que se manifiesta […] en muchas características técnicas y estilísticas […] héroes, enemigos, sanguinarios, una guerra de fondo, persecuciones, combates…” (Alicia Espinosa Charry, artículo citado)- que transcurre en un lugar adecuado, una isla:
“Siempre me ha parecido que la narrativa con islas como escenarios son propicias para relatos que proyectan huidas, supervivencia, tratos sociales, política… cuya limitación geográfica ha deparado varias de las páginas más apasionantes de la historia de la literatura. Desde Robinson Crusoe, La isla del tesoro, El señor de las moscas u otras islas como el barco de Moby Dick, o El Batavia, que combina ambos escenarios, o la isla de Utopía de Tomás Moro, paradigma del buen gobierno.” (Aldo García Arias, de la Librería Antonio Machado, de Madrid, «Los milagros prohibidos, de Alexis Ravelo, la novela que regalaría la librería Antonio Machado de Madrid«)
… y con un trasfondo histórico que propicia que el lector se vea atrapado desde las primeras páginas del libro en un ritmo frenético que nos vapulea emocional y moralmente y que, sobre todo, cuando abandonamos sus últimas líneas nos obliga a posicionarnos no sólo ideológica sino también emocionalmente. “Los milagros prohibidos muestra la miseria, el hambre, el rencor, la ira, el dolor, la desesperanza, y sí, también el amor. A lo largo de la lectura haces tuyos cada uno de los personajes, poniéndote en su piel e inevitablemente reflexionando sobre el momento que nos ha tocado vivir a nosotros.” (Marta Marne, “Los milagros prohibidos, de Alexis Ravelo”, Marta Marne, 6 de marzo de 2017)
El viaje del héroe
Hay un personaje que se va a convertir en el héroe de la novela, Agustín Santos, que se ve impelido a una búsqueda, a lograr un objetivo, una hazaña que desde el comienzo se nos presenta como difícil e inalcanzable.
Como afirma Alicia Espinosa Charry en su maravilloso artículo -que no sólo recomendamos, sino del que somos ampliamente deudores en nuestra lectura- el héroe atraviesa un proceso de transformación personal en el que el lector logra identificarse al reconocerlo en su vida anterior como un hombre normal: su juventud de estudiante en Granada, su labor como maestro de pueblo en Puntallana, su idílica vida con Emilia:
“se persigue suscitar nuestra identificación con el protagonista, resaltando su faceta plenamente humana y, por así decirlo, pre-heroica: un hombre culto y a la vez comprometido con los más desfavorecidos, buena persona, honrado ciudadano…”
Quedémonos en esta entrada con este honrado ciudadano, que en 2017 ofrecía esta maravillosa entrevista en Radio Euskadi en la que desentraña aquello que se esconde en Los milagros prohibidos.
Y, como siempre, atentos a vuestras lecturas y opiniones, esperamos vuestros comentarios para el blog.
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