Samanta Schweblin nació en Buenos Aires en 1978 y ha sido considerada como una de las mejores escritoras latinoamericanas de cuentos de su generación. Pero, ¿a qué generación pertenece? Cuenta el profesor universitario y escritor Pablo Brescia -de quien hemos tomado la imagen de Schweblin como “excavadora de historias”- que la conoció en una antología publicada en Buenos Aires en 2005, La joven guardia: “El libro reunía a los escritores en aquel momento “jóvenes” que, nacidos después de 1970, se encontraron, con veinte o treinta años, asfixiados por la debacle económica y política argentina de diciembre del 2001” (Pablo BRESCIA, “Samanta Schweblin, la excavadora de historias”, febrero de 2019, en Latin America Literature Today ).
Su generación se ve marcada por el triunfo del neoliberalismo de la década de los 90 del siglo XX y recibe el nombre sugerido por la crítica de 00 o NNA, es decir, Nueva Narrativa Argentina. Según Brescia era un conjunto de narradores “que rehusaba integrarse en un colectivo o formar parte de algún círculo literario y que asistía, seguramente con la boca abierta, a un colapso histórico y a un panorama editorial inédito”.
En esa aparición antológica, Schweblin ya se manifiesta como una gran cuentista y no en vano en 2001 ganará el primer premio del Fondo Nacional de las Artes con el libro de cuentos El núcleo del disturbio. Su relato “Hacia la alegre civilización de la capital” recibe el premio del Concurso Nacional Haroldo Conti.
Sandra Gasparini, en el artículo que le dedicó al libro en el dosier de Latin American Literature Today se pregunta dónde está ese núcleo y cuál es el disturbio al que se refiere. “Y si hay un núcleo hay una periferia, tanto como que si hay disturbio hay un orden resquebrajado”. En este libro, la autora ya muestra el cuidado y la perfección con la que construye sus historias. En ellas todo va encajando como si cada una de las piezas tuviera que desembocar necesariamente hacia ese final. Sin embargo, los finales nos sitúan ante la duda, ante el asombro y ante la incomodidad que genera una reelaboración de la realidad. Lo fantástico aquí ya aparece como sinónimo de lo normal.
En 2009, publica el segundo libro de cuentos, Pájaros en la boca, y obtiene el Premio Casa de las Américas en Cuba. Es un libro que ya tiene muchísimo éxito sobre todo si consideramos las más de catorce lenguas a las que fue traducido. Es un libro que sitúa a la autora en una larga tradición de escritoras argentinas del siglo XX y XXI que cultivan con maestría el género: Silvina Ocampo, Sara Gallardo, Ana María Shua, Hebe Uhart, Liliana Heker, Gabriela Bejerman o Angélica Gorodischer.
Tal y como afirma Lucía de Leone, una buena manera de leer el libro es la de establecer vínculos temáticos: “los tópicos recurrentes (maternidades, agenciamientos vinculares, la enfermedad física y mental, gradaciones de la violencia y la crueldad, las intervenciones seudocientíficas sobre las anatomías humanas, la puesta en crisis de lo humano y lo animal), las extrañas ambientaciones que, salvo contadas excepciones, no son ubicables en topografías con referencias conocidas (desde rutas perdidas, pueblos costeros fantasmales y ciudades no identificables, hasta llanos, valles, jardines incrustados en casas urbanas, zonas de fronteras y biomas atípicos al territorio nacional argentino como las estepas), y los modos de narrar, que muchas veces ponen en cuestionamiento las temporalidades y los niveles de significación del relato”.
En este vídeo la autora nos cuenta su libro:
En el año 2010, la revista Granta la elige como una de las mejores escritoras jóvenes hispanas y en 2012 el cuento “Un hombre sin suerte” es galardonado con el prestigioso premio Juan Rulfo que otorga Radio Francia Internacional en París.
El paso del cuento a la novela corta fue un salto natural en la carrera de Schweblin. Cuando publica en 2014 Distancia de rescate sucede un éxito anunciado: recibe el premio Tigre Juan y su traducción al inglés (Fever Dream) es nominada al premio Man Booker International Prize en 2017. El libro, además de la extraordinaria repercusión que supuso para su autora, se rodea de muchas de las inquietudes que ya aparecían en sus relatos anteriores, tal y como le cuenta la escritora a Gisela Hiffes en esta entrevista:
Además, más allá de las altas cualidades literarias de la obra, pone de actualidad el tema que abordamos en nuestro 4Lecturas/4Continentes de este año: la naturaleza y, en esta ocasión, contada como crisis ecológica. Afirma Gisela Hiffes que “Distancia es una novela sobre mutaciones y monstruosidades, sobre un imaginario en el que una discursividad acerca del fin —la muerte prematura, la muerte generalizada, la mutación de chicos en seres deformes, casi fantasmagóricos— como así también la agonía en ciernes sobre ese mismo fin”. El fotógrafo Pablo Ernesto Piovano mostró ese drama desde el ojo de su cámara:
En febrero de 2019, en una conversación con Arthur Dixon, Samanta Schweblin afirmaba: “La literatura es la posibilidad de probar los caminos de nuestras guerras más profundas y volver a la vida real con información vital”.
Tras la repercusión de su primera novela su trabajo cuidadoso continuó desde su refugio de Berlín, pero esa última parte de su trayectoria la dejamos para la siguiente entrada del blog.
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