Además no podíamos contar con
mamá desde hacía casi dos meses, y
eso también me preocupaba, porque
la que siempre estaba en todo era
mamá, y con ella las cosas salían
bien, hasta que dejó de preocuparse,
así nomás, de un día para el otro.
“Papá”, en Noel duerme en casa, de Samanta Schweblin
La narrativa de Samanta Schweblin puede definirse como femenina (incluso como feminista) por los mundos que abre desde el punto de vista de la mujer. Las diferentes situaciones que aborda, los personajes que crea, las vivencias que desarrolla, la voz narrativa, todos ellos son elementos que contribuyen a crear una imagen en la que la mujer es protagonista. Además, los aspectos y circunstancias de la vida familiar y social que aparecen en sus cuentos y novelas evidencian la importancia del rol femenino en la construcción de sus historias.
En Distancia de rescate asistimos a un proceso de creación y reconstrucción de la voz femenina, “desde sus palabras, sus preguntas, sus silencios, sus pausas, el miedo, el horror, la soledad y la angustia presentes en las relaciones de pareja, la maternidad, la vida conyugal y la familia” (CÁRDENAS SÁNCHEZ, Ninfa Stella y PARRA LONDOÑO, Jorge Iván, “Lo familiar y lo femenino en la narrativa de Samanta Schweblin”, en Cuadernos de Filosofía Latinoamericana ISSN: 0120-8462 | e-ISSN: 2500-5375 | DOI: https://doi.org/10.15332/25005375 Vol. 42 N.º 124 | enero-junio de 2021)
En la siguiente entrevista descubrimos cómo es el proceso de reconocimiento de la literatura femenina y la influencia que tuvo en la evolución de la escritura de Schweblin (a partir de 7’45’’):
Distancia de rescate ocurre en la cabeza de una mujer: una mujer que desde la cama de un hospital dialoga con David, el hijo de Carla, para entender lo que ha pasado durante sus vacaciones. La autora pone orden en el mundo “desde la mirada y la experiencia de lo femenino, a partir de las palabras de Amanda y Carla, que son esposas, madres, trabajadoras y que, frente al miedo y el dolor de la pérdida […], tratan de entender y explicar qué sucede” (CÁRDENAS y PARRA).
Es una novela donde la palabra de los hombres desaparece, no tienen voz, nada pueden decidir. Algo similar sucede en el libro de cuentos Pájaros en la boca. Los hombres no tienen la capacidad de ni siquiera intervenir en la decisión de sus hijos, como en el relato que da nombre al libro y que ha sido adaptado en este cortometraje:
En Distancia… hay una lucha que se da en el ámbito de las mujeres y de sus familias, de la sociedad con la que conviven y que les impone un deber, una forma de estar en el mundo y de comportarse, les dice cómo ser buenas madres. Sin embargo, ellas no pueden, no saben mantener esa distancia que asegura la salvación de los hijos. ¿Es necesario, entonces, romper con la idea de madre que las sociedades establecen? La novela de Schweblin propone que ya no se debe atender tanto al sacrificio, a la negación de sí mismas, a la resignación y sí al miedo, al dolor, a la frustración, a la posibilidad. Nina y Amanda son las encargadas de deconstruir el imaginario de las sociedades patriarcales. En ellas, las mujeres no son felices, sienten miedo, frustración, impotencia.
Ya no hay estereotipos e imaginarios de la idea de maternidad. Hay un reconocimiento a lo largo de la novela de que la maternidad no es fácil y que incluso puede llegar a ser angustiosa, terrible. Esta idea es explícita en el cuento “Conservas”:
La experiencia de la maternidad impone otro ritmo de vida, una nueva manera de mirar, un espacio incierto que como hemos escuchado en el cuento produce un temor, un miedo que puede ser el mismo que conduce a Carla en Distancia a huir, a dejar de luchar por lo que sentía seguro. Es una alejarse para ser sí misma.
¿Cómo analizáis esta experiencia de lo femenino y lo familiar en la lectura de Distancia de rescate?
El origen del proceso creativo de Distancia de rescate está en Berlín, cuando Samanta Schweblin inicia una residencia artística. En un principio, lo que surge del proceso de escritura es un cuento. Sin embargo, posteriormente descubre que tiene que transformar este relato en una novela corta. En 2014 para la publicación Infobae decía: “fue algo que surgió naturalmente, no es que me propuse escribir una novela, más bien estaba trabajando en un cuento que me estaba dando bastantes problemas porque no podía terminar de entender como podía contar una historia como esa y fue mi cabeza de cuentista la que tardó en entender que para contar esa historia como la quería contar necesitaba ciento treinta páginas más”.
La escritora nos cuenta el valor y la importancia del cuento en su apuesta narrativa:
En realidad, la aparición de esta nouvelle revelaba un proceso creativo que llevaba forjándose varios años antes. Para 2014, la escritora argentina ya tenía publicados dos libros de cuentos: El núcleo del disturbio y Pájaros en la boca. En estas obras aparecían dos de los aspectos que definen la obra cuentística de Schweblin: la tensión y el extrañamiento que generan en el lector. Uno año después de su publicación, la novela ganó el prestigioso premio Tigre Juan y su jurado dijo en ese momento sobre la obra ganadora que “lleva al extremo de la perfección dos técnicas literarias no siempre fáciles de armonizar y que son la tensión dramática y el estudio psicológico”.
¿De qué trata la novela?
De la maternidad: de hecho el título se refiere a una noción que Amanda, la protagonista y narradora de la historia, toma de su madre. Es “una distancia variable que me separa de mi hija […] un hilo invisible que nos une”. ¿Cuál es la distancia que nos permitirá el rescate de nuestros hijos? ¿Cuánto tardaríamos en salvarlos ante la amenaza de cualquier peligro?
De la denuncia social: el contexto político de la novela trata del problema de los agrotóxicos en el campo argentino. Según Drucaroff, la novela “se escribió y la leemos en tiempos en que alarma el aumento del cáncer y de niños deformes en las zonas cercanas a los cultivos de soja”. La propia autora reflexionó en una entrevista para la editorial Eterna Cadencia sobre la realidad del problema que denuncia y de la relación con la realidad de su país: “Todo lo horroroso y monstruoso que se cita en el libro no es ningún recurso fantástico, sucede ahora mismo, en nuestros soñados campos argentinos”.
De la infancia: los críticos afirman que la novela trata este tema desde una perspectiva gótica. El género literario nacido en el siglo XVIII en Inglaterra, que tuvo su gran auge en el XIX en Europa. Características: presenta emociones fuertes en los personajes, escenarios macabros, lúgubres y oscuros, hechos sobrenaturales o inexplicables, atmósferas extrañas y de misterio y, por supuesto, un secreto por desvelar. Así, los niños de esta novela se nos aparecen como una especie de monstruos.
De lo siniestro: en claro vínculo con el tema anterior. Lo siniestro -en la teoría psicoanalítica de Freud- es un elemento familiar reprimido que vuelve y provoca angustia, miedo y horror. Lo conocido provoca extrañamiento. Así, las infancias son monstruosas porque las madres no reconocen a sus propios hijos.
Hay otros temas que seguro que estáis descubriendo en vuestra lectura: el papel de la medicina alternativa ante la convencional, la homosexualidad, lo femenino, la muerte, … Es un libro que se va construyendo en la cabeza de los lectores, de manera sutil, con hilos transparentes: “La arquitectura narrativa se deja sostener por hilos apenas perceptibles: la sutileza metafórica, la ambigüedad que escamotea las afirmaciones argumentales, los deslizamientos que recorren imágenes y sensaciones de sueños, recuerdos y presagios como si fueran planos entremezclados que intentan descubrir “lo importante” de la historia.” (Sergio G. Coulatti, “El inquietante temblor de la inminencia”, Letralia, 23 de octubre de 2020).
¿Cuáles son los hilos que siguen vuestras lecturas?
«La vida vibra más donde es más dura»
La escritora y periodista colombiana Laura Restrepo ha vivido entregada a dos pasiones que justifican la cita con la que iniciamos esta entrada. Porque si abrirse un camino de prestigio, talento y éxito en la literatura resulta una tarea enorme y costosa, no podemos decir menos de la política, una disciplina en la que se ha formado y en la que ha participado activamente: fue guerrillera del M-19 (donde coincidió con el actual presidente de Colombia, Gustavo Petro) y participó posteriormente -nombrada por el entonces presidente Belisario Betancur– en el proceso de negociación de paz entre el gobierno y la propia guerrilla M-19. En la siguiente entrevista tenemos un claro ejemplo de como lo literario y lo político coinciden en la vida de la escritora bogotana:
Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de los Andes de Bogotá. Postgrado en Ciencias Políticas. Impartió clases de Literatura en la Universidad Nacional y del Rosario. Se dedicó al trabajo periodístico en medios de comunicación como la Semana, Revista Cromos, La Jornada y en la Revista Proceso. Cubrió la invasión de Granada e informó sobre la guerra entre los sandinistas y los contras en la frontera entre Nicaragua y Honduras. Para no ahorrarle emociones a su vida sufrió incluso las amenazas del rey del narco, Pablo Escobar, “Porque escribí en la revista Semana el primer artículo que habló de los sicarios que mataban en moto. Nadie sabía quiénes eran. Me fui a las comunas, hablé con ellos, con sus novias, con sus madres. Eran niños de 12 años entrenados por Escobar. Era un artículo social, humanista. Fue un fenómeno en Colombia.” (Javier RODRÍGUEZ MARCOS, «Laura Restrepo: “La gente nos trata con mucho cariño, pero no dejamos de ser sudacas” El País, 12 de agosto de 2022)
Su trabajo periodístico, su militancia y actividad política, así como su propia experiencia personal en el trabajo humanitario se han visto reflejados en su literatura, con relatos intensos, habitualmente ambientados en Colombia en los que se refleja su interés por la idea de frontera, por el límite: países, islas en el océano, rutas de emigrantes, … En muchas ocasiones la violencia aparece de manera explícita. Afirma ella misma de su estilo: “me dediqué de lleno durante 20 años a la política y al periodismo, y en mis novelas he seguido dándole cuerda a esos dos grandes entusiasmos”. En 2018, se estrenó el documental Laura, vida y rebeldía, en el que Restrepo participó de manera activa y que refleja fielmente una vida apasionante, tanto como su literatura. Os lo dejamos aquí (además podéis entrar en este enlace para verlo con mayor calidad):
¿Qué os está pareciendo la novela. ¿Qué opináis de la vida de Laura Restrepo? ¿Habéis encontrado ya a los antiguos amantes?
Seguro que a Juan Pablo le hubiera encantado conocer a este escritor jalisiciense que, sin pedir a nadie que lo creyera -ni a él ni a su obra- llegó desde su México natal a Barcelona donde vive y trabaja desde 2003. Lo que más le hubiera satisfecho es esa diversidad y peculiaridad de temas de los que se ocupa: la ergonomía de los retretes, los efectos secundarios de los fármacos en la disfunción eréctil o la excentricidad en la literatura latinoamericana de la primera mitad del siglo XX – a pesar de que hubiera sicarios seduciéndolo para que cambiara de idea. Seguro que Juan Pablo también hubiera gozado con esta versión de sí mismo ( no es autobombo sino una declaración de principios):
Este, pues, seguro que a Juan Pablo le hubiera gustado saber que la adolescencia de ese escritor mexicano fue el momento de su inmersión en la lectura: americanos, latinoamericanos y, sobre todo, esos escritores del boom contra los que parece querer escribir. Ah, y Pedro Páramo.
A nuestro Juan Pablo no le habría molestado que, a pesar de esa formación rigurosa, académica -licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Veracruzana- nuestro escritor fuera de lo más irreverente y se riera hasta de sí mismo. Le hubiera satisfecho saber que en realidad la tesis sobre Fray Servando no la escribió Vale, la novia mexicana de Juan Pablo, sino que es la tesis de licenciatura de nuestro personaje (los géneros literarios y la representación en las memorias de Fray Servando Teresa de Mier): igual que el fraile, sacerdote, filósofo y escritor proclamaba desde su famoso sermón que el culto a la virgen de Guadalupe era prehispánico, nuestro autor quizás pensara que la literatura latinoamericana tampoco le debiera tanto a la colonización. Seguro que Juan Pablo se hubiera extasiado escuchando al propio San Servando:
Esto…, esto le hubiera gustado mucho a J.P., así como saber que nuestro escritor fue becario del Instituto de Investigaciones Lingüístico Literarias de la Universidad Veracruzana donde estudió la influencia de las vanguardias en la obra del maravilloso escritor argentino César Aira. Estás en lo cierto, a J. P. no le hubiera gustado perderse esta entrevista:
«Bebe de las fuentes de Bohumil Hrabal, César Aira, Alfred Jarry y Jorge Ibargüengoitia; es decir, de las fuentes del humor delirante» (Patricio Pron)
A Juan P. le hubiera producido un gran placer saber que este autor es magister en Teoría Literaria y Literatura Comparada en la Universidad Autónoma de Barcelona con una tesina sobre sabotaje narrativo y “anti-literatura” en la obra del escritor ecuatoriano Pablo Palacio. A J. Pablo le hubiera hecho dar saltos de alegría conocer al Kafka ecuatoriano:
Sí, a Juan Pablo le hubiera encantado conocer el proyecto de 2019 “Todo el monte es orégano” que este escritor, nacido en Lagos de Moreno en 1973, realizó con la beca Leonardo a creadores e investigadores culturales. J.P. se hubiera apasionado sabiendo que el autor quería investigar sobre si se podía escribir una novela feliz sobre la felicidad.
Y claro, le hubiera parecido un goce sin igual leer todos los libros del autor: escuchar la voz del niño de Fiesta en la madriguera (2010), comerse las quesadillas que prepara esa madre en Si viviéramos en un lugar normal (2012), saber por qué alguien es capaz de cambiar de país por un partido de fútbol en Al estilo Jalisco (2014), o qué lleva a un señor de 78 años a ser un creyente de la Teoría estética del filósofo alemán Adorno en Te vendo un perro (2015) y, por supuesto, escuchar algún cuento de Yo tuve un sueño (2018). Si el que lo leyera fuera su autor, eso sería el culmen -como no hay que hurtarle placeres a Juan Pablo aquí se lo dejamos:
Sí, sí, le hubiera supuesto un éxtasis escuchar al autor de todas estas novelas decir que su obra no termina aquí, que faltan La invasión del pueblo del espíritu (2020): como se escribe en la novela “Demos la vuelta a la página: el futuro está ahí.”; y su Peluquería y letras (2022) en la que el escritor Juan Pablo Villalobos se pregunta si es feliz (¿les suena de algo este cuestionarse por la dicha?):
A Juan Pablo le hubiera parecido paradójico saber que el protagonista de esta última novela es un personaje que se autoficciona, el escritor Juan Pablo Villalobos, el mismo que protagoniza la novela que no se nos ha olvidado mencionar sino que es la que J P está leyendo en estos momentos, es decir, No voy a pedirle a nadie que me crea (2016).
No sabemos si lectoras/es estáis disfrutando de ella -si así es, un día habrá que agradecérselo al pinche primo. A lo mejor, el sábado que viene. No os olvidéis, os esperamos porque…
Eso también le hubiera gustado mucho a Juan Pablo.
“[…] parecéis el inicio de un puto chiste: Estaban una vez un mexicano, un musulmán y un chino. No soy musulmán, diche Ahmed, soy ateo.”
(No voy a pedirle a nadie que me crea)
Dos líneas bastan para reflexionar sobre una de las características de la novela: la construcción de un mundo literario transnacional que busca, por un lado, constituirse a través de las voces de los personajes -rasgo este que maneja Villalobos con habilidad de orfebre- y, por otro, tomar partido por una literatura que supere las fronteras y los límites conceptuales de lo propio, de lo autóctono, de lo genuino. En Villalobos la mezcla de culturas diferentes que conviven, la combinación de intereses y lenguajes es una apuesta militante.
“la autoficción de Villalobos construye un personaje mexicano, migrante, con un bagaje cultural sofisticado y capaz de convivir en diversos contextos sociales, ya sean éstos nacionales o internacionales. Juan Pablo se encuentra en constante movimiento, es un personaje desarraigado que huye de su lugar de nacimiento y convive con personajes de una amplia gama de orígenes en una suerte de código cultural mundial.” (Ricardo HERNÁNDEZ DELVAL, Alcances y limitaciones de lo posnacional en No voy a pedirle a nadie que me crea de Juan Pablo Villalobos y Ese príncipe que fui de Jordi Soler).
En el análisis que hace Hernández Neval se describe uno de los rasgos sobre los que se teoriza en la novela (reflexión sobre la ficción en la propia ficción que, a veces, provoca perplejidad en el lector): la voz de los personajes va construyendo estereotipos en los que desde la parodia y la exageración se hace una crítica velada a la influencia de la simplificación y reducción que realizan los medios de comunicación. Este diálogo de No voy a pedirle… al que acude como ejemplo Hernández es muy ilustrativo:
“¿Sabés lo que me más me gusta de vos, boluda? Que no sos como todos esos boludos que llegan a vivir a Barcelona y se la pasan con la boca abierta como tarados, que llegan acá y van todos los días a la Rambla o a la Sagrada Familia hasta que un día un gitano les afana la cartera, por boludos. Pero vos sos diferente, boluda, vos vas a tu bola, vos sabés lo que querés, no te dejás impresionar por el oropel de esta ciudad de mentira. ¿Entendés de lo que estoy hablando, boluda? […]
Escuchame, boluda – insistió Facundo –. Si necesitás el trabajo que se joda el boludo de Juan Pablo. […] haceme caso, boluda, aceptá el trabajo. […] ¿Necesitás una disculpa, boluda? Está bien, mirá que sos boluda. La cagué, de acuerdo, fui un boludo.”
Al igual que el ‘boludo’ que estereotipa la argentinidad, el ‘nen’ -niño en catalán, que correspondería al ‘tío’ en el español coloquial de España- que repite el catalán vendedor de drogas – que se llama Nen-, como el ‘pinche’ que utiliza como una muletilla Lorenzo, el primo de Juan Pablo, para destacar la mexicanidad juegan el mismo papel de parodia del cliché de nacionalidad.
Ninguna argentina utilizará hasta la saciedad ‘boludo’, pero este rasgo de inverosimilitud le permite al autor transmitir otros de los aspectos que guía la novela: el absurdo.
“Además de cáusticas y delirantes, dotadas de un grueso humor muy estilizado (por raro que parezca), las novelas de Juan Pablo Villalobos (México, 1973) no se someten a ninguna regla, excepto a la lógica del absurdo. Así fue en Fiesta en la madriguera (2010), Si viviéramos en un lugar normal (2012) y Te vendo un perro (2015), donde su escritura operaba con drásticas maniobras contra la convención.” (Francisco SOLANO, “Perspectivas dislocadas”, crítica de la novela en El País, 29 de diciembre de 2016)
¿Cuál es la intención del autor? ¿Busca desestabilizar al lector obligándolo a un ejercicio de recreación de ese mestizaje de lenguajes? ¿Tiene un espíritu transformador o la propia parodia reduce la amplitud de la crítica? Lo mejor es darle la palabra al escritor:
Seguro que ya estáis perdidos en las calles de Barcelona siguiendo el rastro de este escritor al que no sabemos qué deparará el futuro: ¿vosotros qué pensáis?
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