“Cuando finalmente llevé los platos sucios al fregadero, había tomado ya la decisión de trasladarme a Madrid para el curso siguiente. […]La relación que establecemos con las ciudades depende mucho de si las hemos visto cambiar o no. Barcelona era una ciudad que había crecido a la vez que yo […]. Madrid, por el contrario, se me presentaba como una ciudad hecha, acabada, en cierto sentido inmóvil. […] Lo que quiero decir es que en Madrid el pasado y el presente se me ofrecían indiferenciados: todo en ella era a la vez pasado y presente.” (Derecho natural)
Aparentemente la causa del traslado de Ángel hijo a Madrid son los estudios y el progreso en su carrera de Derecho, pero la verdadera razón -que el lector conoce ya desde ese inicio del capítulo 6- es la búsqueda del amor, acudir al encuentro de Irene.
Su vida en Madrid se llenará de detalles aparentemente irrelevantes, pero que irán conformando su inmersión en la ciudad con la vista siempre vuelta hacia Barcelona: los taxis no tendrán una puerta amarilla, sino una franja horizontal roja, el metro circulará en sentido contrario, en los portales de los edificios lucirá el rótulo “Asegurada de incendios”, el entresuelo se situará a la altura de la calle. Y ahora los nombres de las calles no serán los del Guinardó o Enrique Granados, sino Goya, Bailén, Príncipe Pío. Nombres como Las Vistillas, el barrio de la Latina, la Puerta del Sol, los Bulevares irán sustituyendo al Eixample, el Paseo de Graçia, la Fuente de Canaletas o la Barceloneta.
Una movida política
Ángel llega a Madrid en 1980: son los primeros años de la democracia, ese periodo de la historia llamado Transición y que de una manera sucinta podríamos resumir a través de una serie de hitos que alumbraron el cambio:
2. El 20 de noviembre de 1975 Franco fallece en la cama sin que nada ni nadie hubiera podido sacarlo del poder. La frase “Franco ha muerto” pronunciada por el Presidente del Gobierno, Arias Navarro, forma parte de la memoria de los españoles:
Aproximadamente dos años antes se había producido un hecho que contribuiría a profundizar en la decadencia del dictador y en el deterioro del régimen: el atentado y asesinato de Carrero Blanco, Presidente del Gobierno y representante del ala más dura del franquismo, por parte de la banda terrorista ETA (os dejamos este enlace para que podáis ver una serie sobre estos hechos en la web de RTVE)
3. El 15 de diciembre de 1976 el pueblo español vota el referéndum sobre la reforma política, lo que supuso, con su aprobación, lo que se conoce como inmolación del régimen franquista.
4. España vive en un clima de inestabilidad: 40 años de régimen dictatorial no podían desaparecer de la noche a la mañana sin que los que habían vivido alimentados y alimentando el sistema lo hicieran sin luchar por la involución. Consecuencia de ese clima es lo que se conoce como “La matanza de Atocha”, el asesinato de abogados laboralistas cercanos al PCE (Partido Comunista de España), uno de los grupos políticos que más se había opuesto y luchado contra Franco desde la clandestinidad.
5. El 15 de junio se celebran las primeras elecciones democráticas en España, ganadas por el partido de centro político, UCD (Unión de Centro Democrático), cuyo cabeza de lista era Adolfo Suárez, uno de los impulsores de la transición hacia la democracia desde dentro del régimen franquista, ya que en su última etapa en ese gobierno ocupaba el cargo de ministro-secretario general del Movimiento.
En abril de ese mismo año, Suárez, nombrado Presidente del Gobierno por el Rey Juan Carlos I para que pilotara el desmantelamiento de la dictadura y la transición hacia la democracia, ya había legalizado al PCE.
(El Rey era el heredero de Franco y había sido designado, a su vez, por el caudillo con la intención de que todo quedara atado y bien atado, aunque aparentemente sin éxito)
6. ja sóc aquí!”: el 23 de octubre de 1977, el president Josep Tarradellas i Joan volvió a Catalunya tras haber pasado 38 años en el exilio. El 125º presidente de la Generalitat tuvo un regreso triunfal, una multitud se concentró en la Plaza Sant Jaume para darle la bienvenida. En aquel palco pronunció unas palabras que 40 años después siguen en la memoria colectiva: “Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí!”.
7. En 1979 se celebran las segundas elecciones de la democracia en las que repite como ganador Adolfo Suárez y su partido UCD, pero esta vez con un gran ascenso del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), encabezado por Felipe González.
8. Pero los tiempos son difíciles y la inestabilidad de la democracia en un clima de incertidumbre política y económica hace que vuelvan a oírse los pasos y las metralletas de los militares en el Congreso de los Diputados, lo que se conoce como el golpe de estado del 23-F (23 de febrero). Adolfo Suárez había dimitido y en la votación para investir a Leopoldo Calvo Sotelo, de su mismo partido, irrumpen en el Parlamento el teniente coronel de la guardia civil Antonio Tejero.
9. 1982 supondría el ascenso al poder del PSOE, quien con Felipe González de líder, alcanzaría la mayoría absoluta. Años más tarde, en los 80, con gobierno socialista, se produciría la entrada en la UE y en la OTAN.
Ángel habita el Madrid de 1980. Entra en el departamento de Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense y allí la ficción se mezcla con la historia: “Tenía incluso mi propia taquilla y autorización para compartir una mesa con otros dos becarios de cursos superiores. No era una mesa cualquiera. Era la mesa de un diputado ilustre, unos de los <<padres>> de la Constitución, Gregorio Peces-Barba” (Derecho natural).
Una movida cultural
Una exposición en la galería Moriarty hace que coincidan Irene, su amor platónico de la infancia, y un movimiento cultural que está germinando en esos años en Madrid. Ángel salía de Barcelona sin noticias de la gauche divine para aterrizar en “la movida madrileña”. El concierto de homenaje al batería Canito se considera el momento fundador de este movimiento cultural y social: “el 9 de febrero de 1980, fue el principio de lo que hoy se considera la Movida madrileña y en él participaron Nacha Pop, Alaska y Los Pegamoides, Paraíso, Mamá, Los Bólidos, Trastos, Mario Tenia y Los Solitarios y Mermelada. Teixi, líder estos últimos también aporta su granito al reloj de arena de los recuerdos: «No pensábamos que fuera a representar un momento histórico para la música española».” (Manuel de la Fuente, «Así nació la movida madrileña«, en ABC, 12 de febrero del 2015)
La articulación cultural de la ciudad de Madrid durante la Transición se hizo desde el Ayuntamiento de Madrid presidido por el alcalde socialista Enrique Tierno Galván y actuando sobre dos ejes fundamentales, la revitalización de las fiestas populares de origen tradicional y la incorporación de la cultura juvenil a los proyectos municipales.
La ola de energía creadora liberada por los cientos de jóvenes que se lanzaban descaradamente a vivir Madrid y sus noches eran las dos caras de una misma moneda, la del mercantilismo y la del hedonismo apolítico, por un lado, y por el otro la de la ruptura con todo el engranaje cultural de represión que significaron los cuarenta años de la dictadura franquista.
Sobre estos dos elementos se articularía «La Movida Madrileña», desde las ansias de disfrute de una juventud deseosa de poner en pie y usar plenamente su libertad individual y disfrutar colectivamente de ella sin cortapisas ni represiones morales.
Una cultura alternativa irá tomando cuerpo, hija del underground o de la contracultura heredera de los años sesenta y setenta de Norteamérica y de Europa. Los fanzines y los graffitis dominan esta primera escena contracultural madrileña. El barrio de El Rastro, cerca de Lavapiés, es su punto de referencia y «La Bobia» su punto de encuentro.
Seguro que en vuestros países hubo también movimientos culturales y circunstancias políticas que provocaron una transformación social. ¿Pensáis que la vida de Ángel se ve influida por los acontecimientos que está viviendo España? Y como ya nos estamos aproximando al sábado y a nuestra entrevista con Ignacio Martínez de Pisón, contadnos en qué punto de la novela estáis y si os está gustando. En la próxima entrega del blog conoceremos un poco más del autor.
“La Barcelona de 1969, por mucho que hubiera crecido en los últimos años, seguía teniendo algo de esas ciudades de provincias en las que todo el mundo se conoce”, y como tal nos la presenta Ángel, un niño que a los 7 años viaja solo en tranvía sin que nadie se escandalice.
Ignacio Martínez de Pisón logra en Derecho natural hacer una cartografía sentimental de la Barcelona de los 70 a través de la cotidianidad de la familia de Ángel. Para todos aquellos que vivieron en la ciudad, la novela constituye una fuente de recuerdos que van diseñando un paisaje en el que se manifiestan las preocupaciones, ideas y vivencias de un pueblo que vive los últimos años del dictador.
La familia de Ángel recorre las calles, casas y pensiones de la ciudad a la vez que él mismo es matriculado en las diferentes escuelas de cada barrio en función de la presencia o ausencia del “cabeza de familia”: “Mi padre era un vacío. Mi padre era el vacío que había dejado en nuestras vidas. Un vacío que, en algunos aspectos, alguien tenía que llenar, y ese alguien era yo.”.
Si bien la novela nos permite conocer esa Barcelona y constatar que los personajes tienen que adecuar su vida a los múltiples cambios sociales y políticos que se están produciendo en España, en ningún modo el autor quiere hacer una crónica documental ni caer en una imagen estereotipada y turística, más bien lo contrario:
“Ahora Barcelona, para bien y para mal, está tomada por el turismo, es una invasión que cambia la fisonomía urbana. Particularmente lo que más me gusta de la ciudad es su parte menos monumental. No me interesa lo que un coreano contempla durante una visita rápida, me gusta la Barcelona sin monumentos, la de Marsé, esa que, de vez en cuando, invado en mis novelas, alejada de clichés y estereotipos. Es difícil no caer en ellos.” (Herme CEREZO, Diario Siglo XXI, 17 de junio de 2017, en el blog: El eco de las voces)
Uno de esos lugares referenciales de las palabras del escritor quizá sea el Nuria, ese restaurante de Las Ramblas, junto a la fuente de Canaletas, “un sitio distinguido, con los camareros en chaquetilla blanca y todos esos señorones vestidos de etiqueta que iban o venían del Liceo.”, y en el que padre, madre e hijo celebran ese papel virtual del padre comiendo langostinos:
La topografía de la ciudad también corre a cargo de Luisa, la madre, y sus habituales cambios de trabajo, reflejo del nivel de supervivencia al que la pazguata y machista sociedad española sometía a una mujer de clase obrera, soltera y con un hijo. Pasará por diferentes establecimientos y profesiones: una elegante tienda de modas del paseo de Gracia, una ortopedia de Roger de Flor, una panadería cerca de la calle Arte, ensobra propaganda para una aseguradora … hasta llegar a la sección de zapatería de El Corte Inglés: “Como de auténtico acontecimiento social puede calificarse la inauguración de El Corte Inglés en nuestra ciudad, efectuada en la tarde de ayer. Autoridades, representaciones oficiales, personalidades de la industria y del comercio de Catalunya asistieron al acto, que revistió brillantes características sociales». Con estas palabras, muy del estilo de la época, describía La Vanguardia la apertura de un centro comercial que revolucionaría el comercio de Barcelona y sería un punto de inflexión en la historia más reciente de plaza Catalunya.” (Silvia Angulo, “El Corte Inglés cumple cincuenta años en la Plaza de Catalunya”, La Vanguardia, 20 de septiembre de 2012).
Independientemente de la importancia comercial del centro de la ciudad, El Corte Inglés se convirtió rápidamente en un catalizador de la actividad cultural y deportiva de Barcelona. Frente a este templo del consumo, la vida y el urbanismo en los barrios de la periferia se fue desarrollando de manera muy diversa y, a veces, de forma deficitaria para el progreso de sus vecinos: «Sin duda, se ha hecho un esfuerzo impresionante para eliminar los gravísimos déficits que existían en la periferia. Y se ha conseguido mucho. Pero aún hay diferencias importantes entre los barrios: siguen existiendo grandes contrastes y una sutil y eficaz segregación. Bastará recordar que todavía las diferentes condiciones de vida de la población se reflejan en las diferentes condiciones sanitarias y en las desigualdades ante la muerte: si creemos en las estadísticas oficiales, el habitante que nace en algunos barrios (Raval, Bon Pastor, Gótic, Barceloneta, Ciutat Meridiana, Montjuic, Zona Franca, Poble Nou y Poble Sec) tiene una esperanza de vida 8 o 10 años menor que el que nace en Las Corts, o Sant Gervasi.” (Horacio Capel, “La transformación de Barcelona en una ciudad bella y bien equipada”, en Horacio Capel, ·»La transformación de Barcelona en una ciudad bella y bien equipada», septiembre de 1994)
Una documentación más detallada sobre la evolución de los barrios barceloneses la podéis encontrar en este artículo del periódico El País: Clara Blanchar, «Los que consiguieron escuelas, asfalto y transporte público«, Barcelona, septiembre de 2020.
Y como contraste, una Barcelona diferente, la de la gauche divine, que Martínez de Pisón mantiene invisible en la novela, pero que convive en tiempo con la realidad que habitan los personajes del relato: “ El término Gauche Divine nació en noviembre de 1969, cuando Joan de Sagarra, gran periodista e hijo del autor de ‘Vida privada’, lo lanzó desde las páginas de Tele/eXprés en octubre de 1969 con motivo de la fiesta inaugural de la editorial Tusquets. […]
Este grupo, en cierto sentido el antecesor a la barcelonesa de la movida, se caracterizó por tener unos contornos de clase […]
Entre sus integrantes más destacados cabe destacar a escritores como Félix de Azúa, Rosa Regás, Jaime Gil de Biedma, los hermanos Moix o José María Carandell, cineastas como Joaquim Jordà, exquisito en Dante no es únicamente severo, Vicente Aranda, Gonzalo Suárez o Romà Gubern, cantantes como Guillermina Motta o Serrat, fotógrafos de la categoría de Colita o Maspons y editores del calibre de Jorge Herralde, Beatriz de Moura, Esther Tusquets y Carlos Barral. […] Lo demás, con su apogeo entre mediados de los sesenta y la muerte de Franco, debe aplaudirse por su relativa rebeldía, pues al fin y al cabo supieron implantar una serie de premisas muy alejadas de la casposidad de la dictadura para luego prevalecer y ocupar los sitios de mando casi hasta ahora. […]generación barcelonesa multidisciplinar caracterizada por su pertenencia a la burguesía, su innata capacidad de promoción, hasta el punto de dominar el panorama durante medio siglo entre oportunismo cronológico y el beneplácito de romper con el sopor franquista, y la capacidad de generar unas señas de identidad muy marcadas mediante una nocturnidad simbolizada en el Bocaccio de Oriol Regàs, club emblemático de la movida de Tuset Street, sucedáneo local de la Carnaby londinense, pese a ubicarse en la calle Muntaner, siempre en el Upper Diagonal, dato importante al rebasar el dominio trazado en esa insulsa avenida por los ganadores de la Guerra Civil.”, Jordi Corominas i Julian, “La Gauche Divine de Barcelona: crónica de una revolución limitada”, en El Confidencial, 18 de julio de 2019.
Sin duda, un panorama aparentemente alejado del que le toca vivir a Ángel y que solo encontrará transformado intelectual y geográficamente cuando tenga que trasladarse a Madrid.
Pero eso será tema para una nueva entrada. De momento, contadnos cómo veis la Barcelona de la novela. ¿La reconocéis? Seguro que apreciáis muchas diferencias con la actual. ¿Qué pensáis del contraste con la gauche divine?
Antes de convertirse en Big Demis, Ángel Ortega Hurtado pasó por diferentes profesiones entre las que destacaron aquellas relacionadas con el mundo del cine. Martínez de Pisón nos presenta a este personaje en la Barcelona de finales de los 60, entrando en casa de su familia casi como El Fugitivo, ese personaje de la serie televisiva americana que estaba triunfando en la tele española de la época.
“Ahora mi padre no se llamaba Ángel Ortega sino Ray Ronson. Ronson, supuse, como la marca de sus mecheros favoritos. ¿Y Ray como qué o como quién? Sonaba bien, en todo caso. Sonaba a actor de verdad, a actor de película americana. Con ese nombre, triunfar en el mundo del cine no parecía tan descabellado. Me pregunté si también yo, sin saberlo, había pasado a apellidarme Ronson. ¿Podía ser que llevara meses llamándome Ángel Ronson y no me hubiera enterado?
Cuando se presentó en casa el domingo siguiente, no dijo Ray sino Ángel.”
Derecho natural nos sumerge en el mundo del cine, un arte que en España tuvo un papel determinante durante toda la dictadura franquista y que sirvió para que los dos bandos que lucharon durante la guerra civil intentaran influir, durante los 40 años de gobierno de Franco, en el imaginario de la sociedad española, cada uno con sus armas, posibilidades y estrategias.
El cine representó para muchas familias un refugio y una esperanza ante el horizonte oscuro que se vivía en el país. En la novela vemos su importancia social y económica pero no desde la luces y el glamour de las grandes estrellas, sino desde las vicisitudes que debe superar un actor de serie B para el que el trabajo es algo precario y fugaz.
Ángel Ortega, secundario del western
Ángel vuelve al hogar familiar donde su mujer y su hijo sólo se acuerdan de él gracias a los papeles que interpreta en las películas que van a ver al cine. A su regreso lo acompañan al cine y se sumen en el olvido voluntario para disfrutar, como si fuera la primera vez, con su participación en la película de vaqueros El sabor de la venganza, aunque su hijo Ángel no pueda reprimir lo que para el padre no son sino dotes de anticipación:
“—¡Ahora se lían a tiros! ¡Ahora se lían!
Mi padre me dedicó una sonrisa de aprobación:
—¡Qué listo es este chico! ¡A ver si vamos a tener un Hitchcock en casa!”.
La película tiene como eje principal la venganza, un tema que sería explotado hasta la saciedad en los spaghettis, al contarnos la historia de tres hermanos (Brad, Chris y Jeff) que de niños ven cómo unos forajidos asesinan a su padre. Esta película fue la segunda incursión en el género del director Joaquín Romero Marchent. Además del tema, la película anticipa otras dos de las características que tendrían el subgénero del spaghetti western en España: el rodaje en el desierto de Almería y la participación del actor Fernando Sancho, presente anecdóticamente en diferentes momentos de la novela de Martínez de Pisón:
En realidad, este tipo de producciones tenía como objetivo hacer filmes de fantasía para librarse de la censura. Los hermanos Romero Marchent crearon en los años 60 un sistema de producción cinematográfica integral. Amantes de John Ford y del western, adiestraron caballos y entrenaron a especialistas, creando el decorado de un poblado en Hoyo de Manzanares (Madrid). “Por primera vez, el cine español tenía una infraestructura: los figurinistas de vestuario, los atrecistas o los iluminadores podían ahora dedicarse al cine a tiempo completo. Poco a poco, el chorizo wéstern, el apodo que el género tomó en España, fue mejorando sus valores de producción en la planificación, la profundidad de campo o la fotografía.” («Los cinco géneros que reventaron las taquillas«, Juan Sanguino, El País, 26 de marzo de 2021).
Un taxista anónimo llamado Diego condujo a los Romero Marchent al lugar que cambiaría la historia del western, los paisajes del desierto de Almería. Luego llegó Hollywood y Sergio Leone que con sus spaguetti western se quedó con todo: los decorados, los caballos, los trajes, los especialistas y hasta el productor, aprovechando una industria que los Romero Marchent tenían funcionando a toda máquina. A diferencia de las películas de vaqueros estadounidenses en estas coproducciones hispano italianas el conflicto no era el territorio -no había indios- sino el perfil psicológico de los protagonistas: “Django es el mejor ejemplo: no había lugar para heroísmos (Django era un mercenario nihilista que no creía en nada excepto en el placer y la venganza) y la violencia era salvaje (el tiroteo final con la ametralladora, la oreja rebanada… Django estuvo prohibida en Gran Bretaña hasta 1993).”
Y por si alguien quiere seguir informándose sobre el fenómeno del spaghetti western en España, os dejamos este artículo: «España como plató de los spaghetti western de Hollywood«, de Lorena Montón, RTVE.es, 3 de enero de 2022.
Ángel Ortega, un hombre lobo en Madrid. El cine de terror de los 60
Gordejuela es el maravilloso nombre que le da Martínez de Pisón al representante cinematográfico de Ángel. Un curioso agente de igual serie B que sus representados. Una pequeña mentira de su hijo no ocultará el nuevo rol cinematográfico al que se tendrá que enfrentar el actor: no, no será a las órdenes de Juan Antonio Bardem ni con María Perschy en una película sobre la Guerra Mundial…
… sino en una de terror, de hombres lobo, La marca del hombre lobo, protagonizada por Paul Naschy: “Naschy (es decir, Jacinto Molina) era un antiguo campeón de halterofilia que por entonces triunfaba haciendo películas de terror de bajo presupuesto.” (Derecho natural).
Este actor creó a finales de los 60 el concepto “Fantaterror” para referirse a las películas de cine fantástico y de terror producidas en España. Este tipo de películas se caracterizaba por contener elementos fantásticos, violentos, sangrientos, religiosos y eróticos. Con la relajación de la censura, en España comienzan a producirse películas que serían inconcebibles en los años más duros del franquismo. La decadencia del régimen y de la salud del dictador permitió que en las pantallas asistiéramos a un cine con monstruos, desnudos y criminales: “El cine de terror, igual que el cine quinqui y las películas del destape, cogió carrerilla y llegó a popularizarse mucho más que hasta ese momento. Aún así, este cine no dejaba de ser, en general, de bajo presupuesto y más cercano a la serie B que a las grandes producciones de terror que conocemos hoy.” («El Fantaterror: la época dorada del cine de terror en España«, Clara Coira, Milana. Apuntes de cine y series, 21 de octubre de 2021).
Uno de los temas favoritos de este cine de terror fue el del hombre lobo y Paul Naschy fue su principal creador y protagonista: “«Ex levantador de pesas y sincero enamorado del Fantástico, sobre cuya tumba habrá que colocar el lacónico epitafio “Hizo lo que pudo”. No pudo mucho, la verdad, pero hizo bastante».”. En el artículo «La marca del hombre lobo«. La leyenda de Paul Naschy, de Rubén Lardín, en El Centro Virtual Cervantes, os podéis deleitar con la carrera de este actor, ídolo y modelo para el protagonista de nuestra novela. Y para que os familiaricéis con el personaje y su filmografía os dejamos el tráiler de La marca del hombre lobo:
De Ángel Ortega a Ray Ronson: Las petroleras
Paul Naschy es un ejemplo a seguir para Ángel. Su trabajo junto al célebre actor en La marca del hombre lobo y en Los monstruos del terror hace que tome conciencia de que para triunfar en el cine de la época había que ser algo más que un actor secundario: “En una industria como aquélla, un actor que aspirara a interpretar buenos papeles no podía quedarse esperando a que le llamaran. Tenía que escribirlos él mismo, hacérselos a medida. Pero, a diferencia de su maestro (que se había especializado en un género muy concreto y poseía un físico poderoso y singular), mi padre escribía historias de las que resultaba sencillo desplazarle para dar cabida a actores de más calidad o renombre.” (Derecho natural).
Este paréntesis de felicidad familiar, en el que Ángel parece asentarse en la profesión como guionista y actor llega a su etapa culminante con su salto al cine de las estrellas en la película Las petroleras, una producción con Claudia Cardinale y Brigitte Bardot como protagonistas: “algunas jornadas de rodaje iban a desarrollarse en la provincia de Burgos, cerca de su pueblo. En su manera de ver las cosas había una buena dosis de providencialismo. Las localizaciones en su tierra natal, las lecciones de inglés, el inopinado cambio de director… Los factores se habían conjugado mágicamente para que ocurriera lo que tenía que ocurrir: que él, Ángel Ortega Hurtado, más conocido como Ray Ronson, trabajara en esa película.”.
La presencia de estas dos estrellas en un país casi autárquico fue el acontecimiento del año. 1.608.946 espectadores de la época fueron a ver esta película a los cines españoles, y en Francia fue «todo un éxito»:
Finalmente un nuevo miembro llegaría a la familia: la primera hija, Cristina, pero ese oasis de paz y tranquilidad duró poco: “Fueron unas horas de felicidad completa. Tres días después, mi padre nos volvió a abandonar.”
Por cierto, parece que un Ray Ronson actor existe en la actualidad.
Lanzamos algunas preguntas para que nos contéis vuestras impresiones de lectura: ¿qué os parce la influencia del cine en la novela? ¿Qué pensáis de la industria cinematográfica española de los años 60-70?
“Mi padre no siempre se pareció a Demis Roussos. Cuando Demis Roussos era ya Demis Roussos, medio calvo, barbudo, barrigón, envuelto en anchas túnicas con bordados de colores, el escaso pelo alborotado en largas guedejas, mi padre era todavía un hombre espigado, fibroso, con aire de galán y una buena pelambrera, vestido con polos entallados que dejaban asomar el pelo del pecho. […]”
Así se inicia Derecho natural, el libro de Ignacio Martínez de Pisón, en el que a través de la familia de Ángel Ortega nos hace descubrir la España de los 70 y los 80 del siglo XX, la España de la Transición, ese período de la historia del país que va desde los años anteriores a la muerte de Franco hasta los primeros años de la democracia.
En próximas entradas nos ocuparemos más en profundidad del contexto político e histórico, acercándonos a las dos ciudades entre las que transcurre la vida de los protagonistas, Barcelona y Madrid, pero en este post queremos acompañaros en el inicio de la novela. Un comienzo, sin duda, magistral, en el que el escritor zaragozano tiene la virtud de mostrar a través de la realidad cotidiana un mundo de sentimientos, desvelando no sólo la psicología de los personajes sino la realidad social que los conforma: “Como siempre, una novela de Martínez de Pisón se apoya en un universo de referencias materiales cargadas de emotividad. […]” (José Carlos Mainer, “Familia en transición”, El País, 28 de marzo de 2017)
El prólogo de la novela nos presenta a Ángel, padre del protagonista, un hombre capaz de reinventarse con cada trabajo o con cada revés que le va dando la vida: “Ángel Ortega, padre: actor en spaghetti-westerns y en películas de miedo, guionista frustrado, agente de colocación de artistas y, aunque lo sepamos desde las primeras y maestras páginas de esta novela, imitador del cantante Demis Roussos, bajo el seudónimo delator de Big Demis.” (José Carlos Mainer, El País). En esas pocas líneas se nos cuenta el proceso taumatúrgico que hace que Ángel Ortega pase de ser un galán cinematográfico a convertirse en Big Demis, el Demis Roussos español; prodigio de conversión en el que Roussos, a su vez, deviene una especie de influencer avant la lettre de las dietas milagro con la publicación y promoción del libro Cuestión de peso, en el que narra su experiencia personal de adelgazamiento:
El crítico José Carlos Mainer es certero a la hora de definir el papel de Roussos y su influencia en la lectura de la novela: “Bajo toda la novela parece filtrarse la melodía dulzona y la voz cálida del cantante, cuyas carnes copiosas coronaban unos cabellos de nazareno y cobijaba aquella suerte de hopa de sumo sacerdote de la cursilería.”. Dejemos, pues, que la música del artista griego nos invada y “nos seduzca”:
Martínez de Pisón sitúa el despertar de la acción en el viernes 14 de junio de 1985, fecha exacta en la que el vuelo 847 de la TWA, que realiza la ruta El Cairo – San Diego, con escalas en Atenas y Roma, es secuestrado por terroristas islámicos:
“-¿Te has enterado? -dijo.
-¿De qué?
-¡Demis Roussos viajaba en el avión secuestrado!
-No sé de qué me hablas.
-¡El avión de la TWA!”
(Derecho natural)
Esta llamada de Ángel padre a Ángel hijo -en ese momento becario del departamento de Filosofía del Derecho en una universidad de Madrid- trasluce un grado de preocupación máxima por el secuestro y por el futuro del cantante. Tal es así que la liberación final produce alivio en la familia, sobre todo en el padre:
“Un nuevo mensaje de mi padre me esperaba en el contestador de casa:
– Solucionado. ¡Menos mal! -decía nada más, con un laconismo que sugería que ambos compartíamos idéntica obsesión por la suerte del cantante.”.
Además, este rocambolesco hecho dispara la carrera de Demis Roussos y, sobre todo, la de Ángel, justificando esa preocupación paradójicamente sorprendente para los lectores.
De tal modo que el gran espaldarazo para Big Demis fue su aparición, tras la historia del secuestro, en el programa de Íñigo. En ese momento en España sólo se podían ver dos cadenas de televisión, las dos en TVE (Televisión Española), la 1 y la 2, así que los programas que se emitían en las franjas de máxima audiencia tenían una repercusión de tal magnitud que podía cambiar la carrera de un artista de la noche a la mañana. En esa época, así como en el período anterior al fallecimiento de Franco, uno de los periodistas que más éxito tenía en la televisión era José María Íñigo, quien lideró programas de corte similar en los que alternaba la presentación de actuaciones musicales con las entrevistas a personajes famosos o a ciudadanos desconocidos para el gran público, pero con cosas curiosas que contar o mostrar: Directísimo, Esta noche… fiesta, Fantástico o Estudio abierto, el programa en el que apareció Big Demis. Os dejamos un enlace a uno de los programas de Fántastico, en el que a partir de 1h14’16’’ podéis ver la opinión de un ministro sobre Demis Roussos y una pequeña actuación del artista.
El fenómeno de los dobles de cantantes existió y tuvo mucho éxito en España. Martínez de Pisón tiene en esta novela la gran habilidad de aprovechar esta realidad para contarnos de manera retrospectiva la vida de una familia en unos momentos de profunda transformación de la sociedad española. Quizás la mayor virtud del escritor sea saber reflejar no solamente su propia historia sino la de hacerlo con la responsabilidad del que conoce que es un relato compartido por diferentes generaciones…
Por cierto, Big Demis exisitió, no se llamaba Ángel Ortega, sino Alberto Pérez.
Esperamos que la lectura de Derecho natural os haya atrapado y que nos enviéis vuestras primeras impresiones: ¿qué relación puede haber entre padre e hijo? ¿Os ha sorprendido algo en la historia de Demis Roussos y su éxito en España? ¿Conocéis personajes parecidos en vuestros respectivos países? Estamos deseando compartir vuestras opiniones.
Seguimos en la segunda edición del club virtual 4 Lecturas, 4 Continentes, organizado desde las bibliotecas del Instituto Cervantes de Bruselas, Estambul, Tetuán y Chicago. Tras el éxito de la primera edición, dedicada a la novela negra, en esta ocasión el tema del club es la memoria del siglo XX. La novela a leer y comentar en esta ocasión es Derecho natural del escritor Ignacio Martínez de Pisón, en la que se entremezcla la comedia y el drama y nos permite asomarnos a la Barcelona de los años setenta y el Madrid de los ochenta.
Derecho natural recoge en sus páginas los tropiezos de la familia de Ángel, el protagonista, símbolo de una generación y de una España en plena transición que aún no ha terminado de despertar del franquismo. Su padre, actor de películas de serie B e imitador de Demis Roussos, tiene una irrefrenable tendencia a la huida; la madre es una mujer enamorada que, harta de creer en él, toma las riendas de su propia vida. Al tiempo que pasa de la infancia a la edad adulta, en el interior de Ángel late la imperiosa necesidad de dotar de sentido a las cosas, de encontrar un orden alejado de la inestabilidad que supone su familia. En esta reconstrucción de una época de cambios e incertidumbres, comedia y drama conviven en una intimidad inextricable que una y otra vez nos lleva de la emoción a la risa.
Ignacio Martínez de Pisón es uno de los autores más consolidados del panorama literario español contemporáneo. Además de cultivar de forma especial la novela y la narración corta, ha hecho adaptaciones para el teatro, ha escrito artículos de prensa y crítica literaria en los principales diarios españoles, ha escrito guiones cinematográficos, y varias de sus obras de narrativa han sido adaptadas al cine. Sus novelas han sido traducidas a una docena de idiomas y ha obtenido numerosos premios, entre ellos el Premio de la Crítica en 2011 y el Premio Nacional de Narrativa en 2015.
El debate sobre esta excelente novela se llevará a cabo del 28 de mayo al 17 de junio en este mismo blog, esperamos vuestros comentarios y opiniones tal como vayáis avanzando en la lectura. El sábado 18 de junio tendrá lugar el encuentro con Ignacio Martínez de Pisón en la plataforma Zoom, con la moderación de Ángel Hernando. Una oportunidad única para dialogar con el escritor y poder comentar detalles de la novela y de su trayectoria literaria.
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