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Blog del Instituto Cervantes de Estambul

Biblioteca Álvaro Mutis

La Residencia de Estudiantes

“Inés Sánchez Cruz pestañea y retrocede veintiséis años. El parpadeo de los ojos la lleva al hogar de los buenos recuerdos, con su rastro de migas luminosas. Como en los cuentos de niños perdidos o abandonados en los bosques, que sin embargo sobreviven con el ingenio gracias a que van dejando sus huellas. Las migas de este pasado no se las han comido los pájaros, la amistad que se forjó hace más de dos décadas y media sigue intacta en ese tiempo recordado, aunque en el presente solo hay un triste abismo y una gran decepción. Ella sí sabe diferenciar el tiempo de entonces del de ahora. Por aquella época, Lusoz era su amigo y aún no se había desprendido de su nombre de pila, que es Agapito. Sí, Agapito Lusoz Pescader, la joven promesa que tenía publicado un libro de relatos y coincidía con ella como becario del curso 1993-1994 en la Residencia de Estudiantes.”

El pestañeo de los ojos de Inés Sánchez Cruz, la protagonista de Amigo, el libro de Ana Merino, le hacen rememorar los momentos que vivió como becaria en la Residencia de Estudiantes durante el curso 1993-1994. El libro se abre sobre ese espacio desde el que Inés va a irradiar el relato, desde el que se desplegarán las tres tramas de la novela y que proporcionará al lector el hogar en el que sentarse a disfrutar de esta investigación literaria.

Inés se asoma a ese pasado desde el mismo lugar cuando regresa en 2019, cuando la becaria se ha convertido en profesora universitaria en Milwaukee y acude a Madrid en calidad de poeta invitada: “Se aloja en la Residencia de Estudiantes y, casualmente, la han puesto en la misma habitación que ocupó aquel lejano año que estuvo de becaria y terminó de escribir su tesis española”.

Así que lo mejor es abrir la puerta a la lectura de Amigo desde este edificio, uno de los inmuebles emblemáticos de la cultura del país y por el que pasaron -y siguen pasando- algunas de las principales figuras del mundo artístico y creativo: “el sitio mágico en el que vivieron Lorca, Buñuel y Dalí de jóvenes cuando eran amigos”.

Ana Merino en la Residencia de Estudiantes de Madrid

La Residencia de Estudiantes

Fue el primer centro cultural de España desde su fundación en 1910. Surge como resultado de las ideas renovadoras procedentes de la Institución Libre de Enseñanza, organismo fundado en 1876 por Francisco Giner de los Ríos y que desarrolló un proyecto pedagógico de más de medio siglo (1876-1939) y en el que participaron intelectuales como José Ortega y Gasset, Leopoldo Alas (Clarín), Antonio Machado o Gregorio Marañón, entre otros.

La Residencia de Estudiantes fue una de las experiencias más vivas y fructíferas de creación e intercambio científico y artístico de la Europa de entreguerras. Su propuesta era complementar la enseñanza universitaria mediante la creación de un ambiente intelectual y de convivencia adecuado para los estudiantes. Entre sus objetivos principales estaba el crear un diálogo permanente entre las ciencias y las artes, así como constituirse en uno de los centros de recepción de las vanguardias internacionales. Por la tanto, se convirtió en un centro de difusión de la modernidad en el país, ya que, como ya hemos adelantado, fueron residentes algunas de las figuras más destacadas de la cultura española del siglo XX: el poeta Federico García Lorca, el pintor Salvador Dalí, el cineasta Luis Buñuel o el científico Severo Ochoa. Sus habitaciones acogieron en su sede madrileña en la Colina de los Chopos (calle Pinar) a creadores como Miguel de Unamuno, Alfonso Reyes, Manuel de Falla, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas o Rafael Alberti, entre muchos otros. La Residencia fue foro de debate y difusión de la vida intelectual de la Europa de entreguerras. Entre los personajes que acudieron a disertar sobre su saber figuran Albert Einstein, Paul Valéry, Marie Curie, Igor Stravinsky, Alexander Calder, Walter Gropius, Henri Bergson o Le Corbusier.

En este enlace podéis ver un vídeo resumen de lo que han sido todos estos años de actividad de esta institución: www.edaddeplata.org/mp4/diaporama.mp4

“Inés regresa a su querida Residencia de Estudiantes un domingo 3 de noviembre de 2019.”

 ¿Cómo es la Residencia que la acoge de nuevo?

Hoy sigue siendo uno de los centros más originales del panorama cultural español. Allí se organizan numerosos actos públicos, en los que los intervinientes son algunas de las principales figuras de las artes y las ciencias de las últimas décadas: Pierre Boulez, Mario Vargas Llosa, Jacques Derrida, Blanca Varela o Massimo Cacciari, entre otros. Entre los actos y actividades que se organizan podemos asistir a: conferencias, mesas redondas, conciertos, lecturas de poemas, encuentros o exposiciones. Este dinamismo ha hecho de la Residencia un espacio abierto al debate, la reflexión crítica y la creación en torno a las últimas tendencias de la época.

(Buena parte de la información sobre la Residencia procede de su propia página: http://www.residencia.csic.es/)

Allí llega Inés para dar un taller de poesía de una semana. “Han pasado muchos años, y esa mañana, mientras pestañea mirando hacia el jardín de las adelfas que un siglo atrás mandó plantar el poeta Juan Ramón Jiménez, Inés…” rememora su pasado y las personas que allí conoció y que tanta influencia tendrían en su vida; recuerda a Agapito Lusoz Pescader y a Sabino Viñuela. Para completar la información sobre la Residencia de Estudiantes os dejamos este enlace donde podéis ver al completo el documental del periodista, historiador y novelista Jorge Martínez Reverte, que realizó con motivo del centenario de su creación: http://www.edaddeplata.org/mp4/centenariox264/cien_documental.mp4

Jorge Martínez Reverte en la presentación del documental en la Residencia de Estudiantes

Jorge Martínez Reverte fue amigo de la Residencia de Estudiantes donde en 2019, dos años antes de fallecer, presentó su libro “Libre te quiero”. En aquella tarde el cantautor Amancio Prada le dedicó dos canciones; una de las letras era: «¿Será posible que vengan / Los amigos y que «era» digan / «Un hombre, y te quiso mucho» / Y «mucho» llorando digas? ». Inés Sánchez encontrará a otro Amigo, pero sus amores y llantos son asunto de otra presentación.

Contadnos las primeras impresiones del libro, ¿qué os está pareciendo? ¿Existen en vuestros países instituciones con la misma filosofía que la Residencia de Estudiantes? Enviadnos vuestros comentarios.

Desentrañando la novela: “Abril Roncagliolo”

Abril rojo es un título que en su brevedad resume el contenido del relato: hay unos hechos que suceden en un periodo muy concreto, del 9 de marzo del 2000 hasta el domingo 23 de abril. Se inician en carnaval y terminan con el fin de la semana santa, y se tiñen de rojo por los diferentes asesinatos -a estas alturas de la lectura creemos que nos desvelamos nada nuevo- que se van a producir en la ciudad de Ayacucho. Breve, ágil, simbólico y verídico -el autor se refiere a unos acontecimientos que realmente sucedieron.

Hay un ambiente en el que se mezcla lo religioso con lo pagano y que es un buen reflejo cultural y social de la ciudad, allí conviven población indígena, militares, policías, curas y funcionarios, educados en el canon de poder que se irradia desde la capital.

La novela puede dividirse en nueve partes, tal y como analizan Katherine Jazmin Alvarado Huamán y Hugo Jaime Camacllanqui Amancay en su trabajo “La corrupción en la novela Abril rojo de Santiago Rafael Roncagliolo Lohmann» y entre los temas que van apareciendo están la corrupción y la muerte, por supuesto, pero también el asesinato y la violencia, el terrorismo, las obsesiones personales, las mujeres, la semana santa y el papel del turismo.

La Semana Santa en Ayacucho. Foto: ANDINA/Carlos Lezama

El texto se va construyendo a través de los informes del fiscal Chacaltana, los comentarios que él mismo hace de estos escritos, unas notas llenas de incorrecciones que se van intercalando azarosamente, dando una sensación de naturalidad, creando la impresión de que los acontecimientos se cuentan conforme surgen, y la presencia del narrador en tercera persona que va cosiendo todo y añadiendo puntos de vista que tanto el fiscal como el redactor de las notas desconocen. Además, Roncagliolo utiliza el diálogo para poner ante los ojos del lector la profundidad de los personajes.

A modo de ilustración dejemos un fragmento de los informes del fiscal, ya que como se afirma en el taller de lectura de Liliana Costa “son los textos más logrados. Reflejan su lucha interior, su patetismo, su falta de mundo. Y ante el vacío personal y la necesidad acuciante de negar lo que nadie sabe sobre él, desarrolla una actitud defensiva para proteger las normas legales y no perder el norte.” (Abril Rojo – (lilianacosta.com)):

“Según ha manifestado ante las autoridades competentes, el declarante llevaba tres días en el carnaval del referido asentamiento, donde había participado en el baile del pueblo. Debido a esa contingencia, afirma no recordar dónde se hallaba la noche anterior ni ninguna de las dos precedentes, en las que refirió haber libado grandes cantidades de bebidas espirituosas. Esa versión no ha podido ser ratificada por ninguno de los 1.576 vecinos del pueblo, que dan fe de haberse encontrado asimismo en el referido estado etílico durante las anteriores 72 horas con ocasión de dicha festividad” (Abril rojo)

El carnaval de Ayacucho.

Los personajes de la novela

Roncagliolo presenta a los personajes de manera breve y precisa. Así tenemos a:

1. Félix Chacaltana Saldívar fiscal distrital adjunto. Meticuloso y disciplinado. Hombre débil y carente de personalidad que ha sido destinado a Ayacucho, su ciudad natal, después de haberse divorciado.

2. Edith Ayala Munguía, mesera del restaurante El Huamanguino de origen campesino, muchacha de unos veinte años, bonita, delgada, era tímida, usaba prendas sencillas.

3. Sebastián Quiroz Mendoza, párroco de la iglesia Corazón de Cristo, tenía aproximadamente 50 años, poco pelo y de estatura alta. Félix acudía a él para contarle sobre los distintos asesinatos que se habían suscitado, el padre daba un significado de todos ellos según la religión, las costumbres y los mitos de los Andes.

4. Justino Mayta Carazo, campesino de talla pequeña, quechuahablante. Un hombre que provenía de una familia humilde vivía en Quinua con su madre. Tenía trabajos eventuales y era militante de Sendero al igual que su hermano Edwin.

5. Faustino Posadas, médico legista trabaja en el hospital de Huamanga, tenía acento norteño. Hombre de baja estatura y usaba lentes. Todos los cadáveres encontrados estaban a su cargo, él tenía que hacer la necropsia y presentar el respectivo informe.

6. El Capitán Pacheco estaba a cargo de la comisaría de la provincia de Huamanga y por ende tenía que elaborar los respectivos informes sobre los cadáveres encontrados.

7. El Comandante Alejandro Carrión Villanueva quien tenía poder debido al cargo que desempeñaba (se ocupaba de los ascensos).

8. El Sargento que trabaja en la oficina del capitán Pacheco y es quien recibe al fiscal en todas las visitas que éste.

9. Juez Briceño, hombre bajito que trabajaba en la Corte Superior de Justicia de Ayacucho.

10. Carlos Martín Eléspuru, agente del Servicio Nacional de Inteligencia siempre usaba una corbata celeste y es quien redacta el último informe.

11. Teniente Aramayo estaba a cargo de la comisaría de Yawarmayo, tenía aproximadamente 50 años.

12. Johnatan Cahuide Alosilla, jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales en Yawarmayo.

13. Hernán Durango González, alias camarada Alonso reo que purgaba condena en el penal de máxima seguridad de Huamanga acusado de terrorismo. Era delgado, moreno.

14. Coronel Olazábal trabajaba en el penal de máxima seguridad de Huamanga, era alto, blanco y joven.

El protagonista y sus vicisitudes

Chacaltana es un perdedor, aunque intenta demostrar a todo el mundo que no es un tonto. Entres sus peculiaridades está que habla con su madre muerta y la trata como si estuviera viva. Está solo, no tiene amigos y parece que tampoco muchas relaciones sociales.

“Conforme el ágape transcurría y el alcohol circulaba, el tema iba limitándose a enumerar a las mujeres que cada uno deseaba y a los detalles de un hipotético encuentro sexual. Y el fiscal distrital adjunto Félix Chacaltana Saldívar, de momento, no deseaba desear a ninguna mujer. Solía asistir a las enumeraciones asintiendo y preguntándose en qué momento podría decir algo, una palabra al menos, tratando de recordar a alguna mujer que llamase su atención. Por eso, normalmente, prefería no asistir, quedarse en casa arreglando el cuarto de su madre o leyendo a solas sus poemas de José Santos Chocano.” (Abril rojo)

Chacaltana en la película La pena máxima

Es un hombre inseguro, casi paranoico, se siente perseguido, observado, tiene pesadillas, sueña con fuego y con golpes, los fantasmas del pasado se le van apareciendo.

Liliana Costa, en su taller de lectura nos dice que: “A pesar de todos sus defectos, Chacaltana es el hilo conductor. La novela se sostiene porque él quiere seguir investigando. La energía que él centra en su trabajo, para huir de sí mismo, inunda de energía a la narración.”

¿Cómo es el estilo?

Liliana Costa hace un análisis muy preciso y clarificador: <<Predominan las frases cortas, dinámicas, directas. La brevedad de la frase aligera la narración. Acelera el ritmo.

Hay ocasiones en que la frase tiene una sola palabra, en este caso suele ser un verbo: “Succionó”.  “Embistió”.  “Sudaba” .

En muchos párrafos Roncagliolo inicia las frases con un verbo, sobre todo cuando narra escenas de máxima tensión. El recurso funciona muy bien, lo que interesa en ese momento es lo que hace el personaje para salir del apuro. Centrar la atención en el verbo es altamente eficaz:

“Volvió a oír el siseo afuera, en el salón. Casi por instinto, desabrochó la cartuchera y sacó el arma. Regresó a la sala apuntando hacia delante, hacia las cajas. Rastrilló, para que la bala saliese más rápido en caso de emergencia. Se dio cuenta de que su mano temblaba. Apoyó la espalda contra la pared y empezó a recorrer así el perímetro de la habitación, bordeando las cajas donde las había. Sacó su pañuelo para secarse el sudor. […]

Los verbos acentúan la acción, y al cargarse la escena de acción, aumenta el suspenso y la tensión dramática.

Otro acierto estilístico son las frases en donde se unen elementos inesperados:

-“Félix Chacaltana Saldívar recuperó su carnet y su sueño”.

-“Sólo volvió a meter la cabeza en su ventana y en su vida”.

-“Su vulva sabía a jabón y a ella”.

Y para terminar, queremos mencionar el humor, como nota constante en la novela. Este humor negro que hace risueña una historia tremenda, cruel, dolorosa y demencial.

El humor como ingrediente importante de la vida humana:

“-¿Refuerzos? Claro. También pedimos una piscina y un par de putas y aquí estamos”.

“Gringos pues, fiscal, son unos maricones todos. Chillan y chillan y no les han hecho nada. Ni siquiera llegaron a robarles porque se pusieron todos a gritar. Deberíamos exportarles delincuentes para que sepan lo que es un robo de verdad y no nos hagan perder el tiempo en cojudeces.” >> (Abril Rojo – (lilianacosta.com)

Ya estamos impacientes de conocer y charlar con Santiago Roncagliolo y de compartir con él nuestra lectura. Es el próximo sábado 8. ¡No os lo perdáis!

La interpretación de la violencia en «Abril rojo»

Los acontecimientos que se narran son los siguientes: el funcionario Félix Chacaltana Saldívar investiga un crimen sucedido en Ayacucho, en el interior del Perú, región conocida por ser origen del grupo terrorista Sendero Luminoso. El contexto en el que tiene lugar es heredero de la violencia generada en el país por el propio terrorismo y la violenta represión ejercida por las Fuerzas Armadas peruanas. La acción transcurre en el año 2000.

Getty Images

A lo largo de las diferentes entradas de este blog hemos conocido el contexto de violencia en el que se inscribe la novela pero, ¿cómo ha sido recibida la narración de Roncagliolo? Para algunos, los personajes del libro no son muy creíbles y no dejan vislumbrar una ideología muy concreta, sin embargo, para otros representa con bastante fidelidad el clima de terror que existió entre 1980-2000 dentro del marco de la novela negra.

¿Y qué opina el autor?

«Toda novela es un intento de darle sentido al mundo, o a un mundo […] Quizá con esta novela trataba de darle sentido precisamente a lo más difícil: al horror, a lo que queda más allá de lo explicable».

  • Pero, señor Roncagliolo: ¿por qué piensa usted que existió esta violencia?
  • «Creo que la violencia se debe a la desigualdad y a que el Estado no llega a todos. La única solución posible es un contrato social más justo pero democrático […]; no es posible explicar todo lo que hizo Sendero sin admitir que tuvo apoyo de la población. Cuatro fanáticos con un revólver no ponen en jaque al Estado durante doce años como ellos hicieron».
  • ¿Y por qué piensa que la población les apoyó?
  • “el apoyo que tuvo Sendero venía de gente harta de ver que los políticos cobraban mucho y hacían poco más que pelearse entre ellos”.

(Entrevista ficcionada a partir de las respuestas del autor en este artículo del diario El País: https://elpais.com/diario/2006/04/06/cultura/1144274406_850215.html)

Télam digital 16072021

Para Lucero de Vivanco (Postapocalipsis en los Andes. Violencia política y representación en la literatura peruana reciente, a08.pdf (uc.cl)), la violencia del pasado se articula en esta novela  en torno a la escritura y el cuerpo: “el fiscal Chacaltana acompaña sistemáticamente su trabajo con la elaboración de oficios redactados con minuciosidad obsesiva”. Frente a este lenguaje perfecto del fiscal van apareciendo otros escritos menos cuidados que nos hacen reconocer “la violencia pasada y presente, así como la necesidad de entenderla y formularla en la escritura”.

Por otro lado, según De Vivanco está el cuerpo como alegoría de la violencia en el Perú. En el relato van apareciendo víctimas diferentes, arquetipos de sectores significativos de las sociedad. “A cada uno de esos cadáveres se le ha mutilado una extremidad para formar con ellas un nuevo cuerpo”. Todo parece formar parte de un ritual de redención y renovación, aunque según Lucero de Vivanco en Abril rojo el cuerpo “expresa no solo la violencia ejercida, sino también el lugar autoritario desde donde esta se impartió y desde donde, históricamente, se ha combatido todo intento de resistir el poder.”.

Esta representación específica de la violencia contra el cuerpo humano en la novela hay que entenderla dentro de un relato mítico peruano, el mito de Inkarrí: “ Inkarrí no es sólo una compleja metáfora que expresa la sensación de orfandad de un pueblo a la espera del retorno de su líder y el restablecimiento del orden perdido, es también la personificación de la resistencia.” (Elicenia Ramírez Vásquez: “El mito de Inkarrí:  ideología y violencia en las novelas La tumba del relámpago de Manuel Scorza y Abril rojo de Santiago Roncagliolo» (mito de inkarri.pdf (univalle.edu.co)):

Según Rita Mariela Pezo Miranda, “La figura del cuerpo descuartizado como símbolo del cuerpo colectivo usada por el narrador de Abril rojo, podría ser una metáfora de la población ayacuchana” (Microsoft Word – Tesis Abril Rojo.docx (uio.no)), y la autora cita el siguiente pasaje de la novela:

“Comprendió entonces que eran los muertos quienes le vendían los periódicos, quienes conducían el transporte público, quienes fabricaban la artesanía, quienes le servían de comer. No había más habitantes que ellos en Ayacucho, incluso quienes venían de fuera morían. Sólo que eran tantos muertos que ya ninguno era capaz de reconocerse” (Abril rojo)

En medio de este caos, el fiscal Chacaltana, en su búsqueda de la transparencia y la verdad, no entiende su posición en los acontecimientos hasta que todo es descubierto, lo que para él supondrá una transvaloración personal y profesional.

El fiscal Chacaltana en la película La pena máxima

Quedémonos para cerrar esta entrada con las palabras de Santiago Roncagliolo en la presentación en el Perú de la nueva edición de la novela en la editorial Seix Barral:   “No sé si esta novela se podría escribir ahora en Perú. Ya hay gente que rompe los afiches en las librerías porque sale la hoz y el martillo en la reedición de Abril rojo. Contar historias es un oficio muy peligroso en el Perú.”

¿Qué pensáis? ¿Consideráis que Abril rojo  sigue siendo una novela de actualidad?

Los espacios de Chacaltana

“Antes de volver a la ciudad, decidió visitar la pampa de Quinua. Avanzó por la carretera ascendente hasta llegar al terraplén coronado de silencio que se extendía ante sus ojos entre los cerros. […] Sólo lo acompañaba el colosal monumento a los libertadores que había construido en mármol el Gobierno militar de Velasco. Se imaginó la heroica batalla que había dado al país la libertad. Pensó en el ruido de las armas desgarrando el eterno silencio de la pampa. Al fondo, más allá del fin de la llanura, se veían las copas de los árboles sacudiéndose al viento, un arroyo. […] Reparó en que no se oía nada. Ningún sonido. Sintió en los oídos un pitido, la ilusión acústica que se produce cuando nada suena a nuestro alrededor. La pampa transmitía la música de la muerte.” (Abril rojo)

Imagen de la película La pena máxima (2022), de Michel Gómez

Seguir los espacios que va habitando Félix Chacaltana Saldívar es residir en el mundo creado por Santiago Roncagliolo. Aparentemente, vamos construyendo en nuestro imaginario un relato más o menos claro de los sitios donde se desarrolla la acción. En Abril rojo nos guían los pasos de este fiscal, los que lo han antecedido hasta llegar de nuevo a Ayacucho y, por supuesto, aquellos que sigue en la indagación y pesquisa en busca de esclarecer lo sucedido.

Chacaltana abre caminos, muchas veces prohibidos, por los que no debería seguir, porque incluso van contra los deseos de los detentadores del poder y del orden, pero para él lo más importante es hallar la verdad y hacer que impere la ley. Como bien afirma Manuel Pérez Gómez: “es a través del recorrido de las distintas instancias institucionales, espacios que conforman su ciudad y la inmersión en las distintas capas de la sociedad, que Chacaltana va chocando con la realidad.” (El pícaro en Abril rojo: vigencia de los rasgos picarescos en la novela negra contemporánea en Latinoamérica, AAT6510.pdf (ucab.edu.ve))

¿Y qué es la realidad para este funcionario absorbido por los protocolos y los reglamentos? “Chacaltana era un funcionario serio y honesto. No tenía opinión.” Dos frases con las que el autor parece decirle a su personaje: “si lo que piensas no cuenta y tu oficio es atenerte a lo que ves, lánzate a la calle y desvela la verdad”. Hechos, son hechos, como afirma Heyst, el protagonista de Victoria, de Joseph Conrad:

            “- Y está usted interesado en…

             -Hechos -interrumpió Heyst con su más escogida prosodia-, ningún conocimiento merece la pena, excepto el de los hechos. ¡Hechos puros! Simplemente hechos, míster Tesman.”

Atenerse a los hechos no siempre es fácil y, en el Perú del 2000, además podría resultar peligroso y cansado, pero este personaje que va creciendo y dibujándose con diferentes perfiles a lo largo de la novela, no se arredra con nada, sobre todo en el inicio de la investigación. Chacaltana abre espacios: los primeros son sencillos, fáciles de seguir y de identificar, va de la casa a la oficina, y viceversa, pero el horizonte se amplía, el funcionario se hace investigador en el momento en que deber redactar el informe del asesinato.

Ha llegado la hora de ampliar la ruta porque el propio procedimiento le exige visitar las diferentes instancias que le permitan obtener todos los detalles posibles del caso, comprobar la información para transmitir a las autoridades competentes lo descubierto. Sus ojos nos alumbran: la comisaría de Ayacucho, donde reina el Capitán Pacheco; el Hospital Militar -aunque no siempre sea fácil visitar cadáveres-, sin olvidar su paso digresor por El Huamanquino, el restaurante donde atiende Edith, y su propia casa, ese espacio en el que “reside” la madre.

Os dejamos esta pequeñísima entrevista a Santiago Roncagliolo en la que nos ofrece algunos datos de la vida anterior de Chacaltana, de la relación con su madre y que le sirven para construir la precuela de Abril rojo, su novela La pena máxima (2014):

En esa especie de descenso a los infiernos en que se va convirtiendo el recorrido del funcionario Chacaltana, pasa por el lugar natal de la víctima, un pueblo indígena donde la guerra ha golpeado muy fuerte; acude también a la cárcel militar, donde descubre que los militares han sido tan crueles como los terroristas; su hilo se verá enredado por aquellos que lo dirigen a lugares en los que tenerlo distraído, aunque siempre se cumple un desarrollo circular en sus viajes: como bien señala Manuel Pérez Gómez en El pícaro en Abril rojo…: “En Abril rojo, cada uno inicia cuando el fiscal sale de su vivienda, se desarrolla con el recorrido del lugar de interés y culmina con el regreso a su hogar, empezando nuevamente el ciclo hasta que al final de la novela Chacaltana […]”.

¿Y cuál es, en definitiva, la función de cada uno de estos viajes en el devenir de la novela? “Cada desplazamiento cumple con ir revelando, a cuentagotas, el estado de inmoralidad que reina en sus contextos.” (Manuel Pérez Gómez, El pícaro en Abril rojo)

Por eso ha sido importante mostrar en las entradas anteriores de este blog cuál era el alrededor de la novela, por qué lo político, lo social, lo caracteriológico de la sociedad peruana de la época dirigen la investigación del fiscal quien, a pesar de la coraza que ha construido, no deja de ser permeable a la atmósfera del país, porque Félix Chacaltana Saldívar sostiene y el Perú mantiene.

Contadnos cómo imagináis estos espacios en los que se mueve nuestro protagonista. ¿Cómo lleváis vuestras propias investigaciones? ¿Qué os está gustando más de la novela?

Un duelo entre psicópatas y perdedores

«Cuando la guerra contra el terrorismo se ha vuelto global, nos preguntamos cuánto hay que matar para que no haya más muertos, cuántas libertades hay que restringir en nombre de la libertad» (Santiago Roncagliolo en la recogida del premio Alfaguara 2006 por Abril rojo).

Jesús de Polanco (izquierda) y Santiago Roncagliolo, en el acto de entrega del galardón. REUTERS

Solo con esta frase del escritor peruano ya somos capaces de definir el grado de compromiso con el que Roncagliolo enfrenta su trabajo como escritor y con la historia, la sociedad y los valores de su país, el Perú. Por si esto no fuera suficiente, también lo ha demostrado durante buena parte de su carrera, que ha transcurrido por sendas incómodas y difíciles -entró en cárceles peruanas para entrevistarse con detenidos por terrorismo-, muchas veces arriesgadas y peligrosas  -como lo fue la publicación del libro La cuarta espada. La historia de Abimael Guzmán y Sendero Luminoso (2007), aunque siempre lo ha hecho desde la ficción, con una idea clara: dar fe, dejar constancia de una realidad que estaba muy presente en su país y que todavía hoy día condiciona y afecta a la cotidianeidad de miles de peruanos, como bien señaló el propio autor en una entrevista a Perú 21: “De hecho, aún seguimos definiendo la política por la violencia que se inició en los 80. Todavía eso altera mucho nuestro espectro político.” ((Santiago Roncagliolo: “Creo que Abimael Guzmán acabó con la izquierda”/nczg | CULTURA | PERU21). En una línea igualmente crítica se sitúa su última novela Y líbranos del mal (2021), en la que se denuncia el abuso a menores por parte de entidades religiosas.

No, no niega ni la belleza ni las riquezas de su nación, pero, como expresó recientemente en una mesa redonda de escritores, tiene muy claro que -desde un punto de vista estrictamente literario- las historias que atraen al lector son aquellas en las que se desvela el lado más oscuro y terrible de la sociedad y de los seres humanos. Y en Abril rojo, atravesando todos los componentes históricos y policiales de la trama, se fija en las vicisitudes de sus personajes, en el deambular de dos figuras que siempre le han obsesionado: los psicópatas y los perdedores:

«Los psicópatas están dispuestos a ignorar cualquier norma de convivencia para satisfacer sus apetitos. Los perdedores, de tanto respetar las normas, no satisfacen ni siquiera sus necesidades emocionales básicas. Esta novela es un enfrentamiento entre ambos». (Jesús Ruiz Mantilla, 25/4/2016, “Roncagliolo señala el precio de la violencia”, en El País Roncagliolo señala el precio de la violencia | Cultura | EL PAÍS (elpais.com))

Sin querer desvelar ningún aspecto importante de la trama nos decantaremos por un perdedor: el fiscal adjunto de Huamanga, Félix Chacaltana Saldívar, fiel servidor de la ley y el orden; mientras que el psicópata parece ser un asesino o asesinos que disfrutan descuartizando los cuerpos de sus víctimas para esculpir figuras de Semana Santa, mostrando que el terror es la sustancia de sus sueños. Roncagliolo, en la entrega del premio Alfaguara, apeló a unas palabras del escritor Salman Rushdie: “uno de los principales retos de un escritor es el retrato del horror, quizá porque queda más allá de lo que se puede explicar con palabras”.

Entre estas dos figuras hay una especie de frontera, de límite, absolutamente permeable que, como en las grandes narraciones, nos hace difícil distinguir el bien del mal. Si difícil es explicar con palabras el horror, el terrorismo, más difícil es aceptar que todos estamos expuestos a ser influidos y caminar en la cuerda frágil entre lo que es bueno y lo que es malo, sobre todo cuando la historia de los acontecimientos nos arrastra como al Angelus novus del pintor Paul Klee, del que el filósofo alemán Walter Benjamin en sus Tesis sobre la filosofía de la historia diría que vuelve su cabeza para mirar las ruinas del pasado pero no puede detenerse a recomponerlas porque desde el paraíso sopla un viento que empuja y mueve sus alas hacia el futuro.

Izq: ‘Angelus Novus’  Paul Klee
Der: Foto del pasaporte de Walter Benjamin

El propio escritor limeño, ante una pregunta sobre la fuente de inspiración de la novela, nos relata unos hechos vividos que inciden en estas ideas:

«Años después, trabajé como empleado público en una  institución de derechos humanos. Hablé con inocentes que  cumplían condenas; torturados y familiares de desaparecidos.  Y descubrí que el Estado no había sido muy diferente a los  revolucionarios a los que supuestamente combatía. Recuerdo  la historia de un miembro de Sendero que había asesinado a  sangre fría a decenas de personas. Cumplía condena en el  penal de máxima seguridad de Yanamayo. Un día llegó la  policía a realizar un registro. Este preso se negó a  entregarles una pequeña radio que era su único  entretenimiento. En respuesta, lo violaron con garrotes  policiales. En mi trabajo, informes de ese tipo circulaban  frecuentemente, y me hacían cuestionarme a diario la  diferencia entre el bien y el mal. Es difícil escoger  quiénes son tus asesinos favoritos.” (“Un Abril sin primavera”, en el ensayo La corrupción en la novela Abril rojo de Santiago Rafael Roncagliolo Lohmann, de ALVARADO HUAMÁN, Katherine Jazmin CAMACLLANQUI AMANCAY, Hugo Jaime la-corrupcic3b3n-en-la-novela-abril-rojo.pdf (wordpress.com)).

Félix Chacaltana Saldívar se moverá en la contradicción de unas convicciones sólidas y una realidad tozuda. Roncagliolo, que conoce a la perfección a su personaje, afirmará:

«Si algo sabe él por experiencia propia es que toda paz implica mirar al horror a la cara y ser capaz de cierto grado de perdón. Pero también sabe que todo perdón implica injusticia…».

Y para conseguir sus objetivos tendrá que pelear con la realidad militar y policial: “-Piensa usted demasiado, Chacaltana. Grábese en la cabeza una cosa: en este país no hay terrorismo, por orden superior. ¿Está claro?” (Abril rojo).

¿En qué punto de la narración os encontráis? ¿Estáis atrapados por la trama, por el suspense, o son los hechos históricos los que os impulsan a seguir leyendo? Esperamos, sobre todo, que estéis disfrutando de la lectura y si os apetece, colgad vuestros comentarios en el blog para animar el debate: ¿pensáis que Chacaltana está siempre del lado del bien?

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Calendario / Takvim

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