Había una vez una guerra que empezó el 11 de enero de 1937. Lo que pasó antes fue la guerra de otros. Cada soldado tiene su guerra y la de Arcadi empezó ese día. Se alistó como voluntario en la columna Macià-Companys y salió rumbo al frente. Así empiezan las historias, así de fácil. A veces se toma una decisión y, sin reparar mucho en ello, se detona una mina que irá estallando durante varias generaciones. Quizá la decisión contraria, la de no alistarse, también era una mina, no lo sé, sospecho que en una guerra nadie puede decidir en realidad nada. Martí, el padre de mi abuelo, mi bisabuelo, se había inscrito días antes en la misma columna, había decidido que no soportaba más su cargo de jefe de redacción de El Noticiero Universal, un periódico que llevaba meses dedicando su primera plana a las noticias de la guerra.
(Los rojos de ultramar)
Martí había decidido “pelear por la república en una trinchera y con un arma”, así que decide dejar El Noticiero Universal para convertirse en reportero de guerra. Así cambian las vidas de las personas, en un momento, con una decisión o casi con un impulso. La verdad es que como nos cuenta Jordi Soler en las primeras páginas de la novela dos fueron los acontecimientos, las imágenes, que impulsaron a Arcadi a alistarse en el frente, como lo había hecho días antes su padre. La primera es esta:
seis columnas enorme de humo que oscurecían el cielo de Barcelona.
La imagen es la mirada del abuelo Arcadi desde la azotea de un edificio.
“La segunda debe de ser producto del mismo bombardeo, no estoy seguro, en esa parte su escritura tiende a lo caótico, está más preocupado por justificar su alistamiento en la guerra que por describir con precisión esas dos imágenes poderosas, sobre todo la segunda, que consiste en una sola línea breve y atroz: una pila de caballos muertos en la plaza de Cataluña.” (Los rojos de ultramar).
Los caballos han formado un remolino al caer. Quizás forzados por los arneses y empujados por el primero de ellos en morir. Centelles los había fotografiado con insistencia desde el momento en que llegó. Observando esas fotos, vemos como, con cada click, extraía materia hasta dejar al descubierto este grupo escultórico. (Agustí Centelles/Arxiu Centelles-Ricard Martínez)
¿Por qué el abuelo de Jordi Soler decidió ir a la guerra? ¿Por qué tomó la decisión de cambiar su vida y la de sus descendientes? “La dedicatoria de estas memorias es su clave de acceso: Me he propuesto al escribir este relato compendiar en pocas cuartillas estos relevantes hechos de mi vida, para que mi hija Laia los conozca un día.”. ¿Es una disculpa como apostilla Soler?
Esto lo vamos a ir descubriendo en Rojos de ultramar.
Dejamos mientras tanto a Arcadi escribiendo sus memorias en la selva de Veracruz, a cuarenta grados de temperatura y consumido por la malaria:
Mientras, en su cabeza, enfermo y “después de haber perdido la guerra y todo lo que tenía” quizás se dibujasen algunas de las imágenes que nos dejó como testimonio Agustí Centelles:
Lectores del 4L/4C, déjense mecer por este viaje.
Ya tenemos en marcha el tercer club de lectura de 2025. Empezamos a leer Los rojos de ultramar del escritor mexicano Jordi Soler.
En esta obra el autor rescata del olvido la historia real de su familia y la de tantos españoles que, por haber perdido la Guerra Civil, tuvieron que abandonar su país para siempre. Conocemos así el otro exilio, el de esa inmensa minoría sin nombre que logró sobrevivir en los campos de concentración franceses, libró su propia guerra para abandonar una Europa que los había convertido en parias y llegó a un país, México, donde tendrían que reconstruir sus vidas desde el principio. Y desde donde seguirían luchando contra el general Franco.
Jordi Soler nació en 1963 en La Portuguesa (Veracruz, México). Es autor de dos libros de poesía y trece novelas, traducidas a varias lenguas. Desde Bocafloja (1994), su primera novela, se convirtió en una de las voces literarias más importantes de su generación. Entre sus novelas destacan Los rojos de ultramar (2004), La última hora del último día (2007), La fiesta del oso (2009), Diles que son cadáveres (2011), Ese príncipe que fui (2015), El cuerpo eléctrico (2017) y Usos rudimentarios de la selva (2018). En el reino del toro sagrado (2024) es su última novela.
El club de lectura virtual 4 Lecturas 4 continentes se organiza desde las bibliotecas de los Institutos Cervantes de Chicago, Tetuán, Bruselas y Estambul. El programa de este año 2025 agrupa cuatro obras que tratan sobre el viaje literario. Iremos comentando esta lectura a través del blog y el próximo sábado 18 de octubre nos encontraremos en línea con Jordi Soler para su trayectoria y esta novela.
¡Empezamos la lectura! Esperamos vuestros comentarios.
El sábado 28 de junio celebramos el segundo club de lectura del programa 4 Lecturas 4 Continentes de 2025 con Mariana Travacio y su singular novela Quebrada (Las afueras, 2022). Una tarde de encuentro y reflexión en torno a grandes temas de la mano de una fantástica escritora, psicóloga y filósofa, y de grandes lectores que supieron desengranar las diferentes preguntas que sugiere este título.
Mariana Travacio comenzaba el encuentro hablándonos de su experiencia lectora, definiéndose como una lectora de trama desde bien pequeña, para quien la lectura era un entretenimiento apasionante, incluso en varios idiomas, debido a la trayectoria vital de su familia. Sin embargo, su verdadera transformación lectora llegó en la adolescencia, cuando recibió dos libros decisivos como regalo de cumpleaños: Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, y La casa verde, de Mario Vargas Llosa, en los que descubre la magia de las palabras y de la literatura en su lengua materna. Ahí comienza una voracidad lectora que la lleva a conocer a los grandes escritores hispanoamericanos desde José Donoso a Alejo Carpentier pasando por Jorge Luis Borges. Y es que para Mariana hay libros que son bibliotecas y que te van llevando de uno a otro título prácticamente sin descanso previo.
De la misma manera, para la autora, cada lengua es un universo que permite una cosmovisión del mundo, y que, sin embargo, tiene sus limitaciones, los indecibles, lo que hace que la escritura sea una aceptación del fracaso aunque haya que seguir haciéndolo de cualquier manera. Además de que para ella la escritura y la lectura están directamente relacionadas en el sentido de que escribe porque lee, y su escritura está hecha de todas las lecturas que la han deslumbrado a lo largo de su vida.
Y así comienza su andadura como escritora con el libro de relatos Cotidiano, donde narra la ruptura de un equilibrio vital en los personajes, ese instante en que se quiebra la certeza diaria y deben reinventarse. Es en la escritura donde Mariana Travacio cohabita con otras voces, con otras personas. En Cenizas de carnaval la imagen de un mosquito aplastado en una pared hacen sentir al protagonista en casa al ser el único escenario que no cambia con la rutina diaria. El personaje, el ambiente y la voz determinan todo en su literatura, y pasar del cuento a la novela sale de forma natural cuando estos personajes necesitan más páginas para explicar esas voces y los paisajes que los habitan.
Así llegamos a Quebrada, una novela que nace de los ojos melancólicos de una mujer que escribía a todo lo que había dejado atrás, esa nostalgia conmovió de tal manera a Travacio, que la impulsó a escribir esta historia sobre el desarraigo, la importancia las raíces, el drama de la migración, el viaje, el clima o la humanidad errante, la suya además de las que encontraba en el camino. La literatura, afirmaba, no está para respuestas, sino para formular preguntas. Una postura claramente vinculada a su formación filosófica. Para Mariana, además, la literatura existe porque la realidad es, en muchas ocasiones, inhabitable. La literatura nos devuelve algo de belleza, de amparo, un cierto cobijo.
La novela nos enfrenta también a la dureza del clima y de la condición humana, en un mundo donde no siempre es claro quién afecta a quién primero. Y donde el agua, como comentaba algún lector, es un elemento que acompaña cada pasaje: los ríos, el mar, las lluvias torrenciales… el agua en la novela, al tiempo que es algo indispensable para la vida, también te puede pudrir la hacienda. Los personajes, duros y entrañables a la vez, suscitaron emociones intensas, algunos lectores aseguraban haber sufrido en la lectura. Encontramos vidas tremendas, aunque también entrañables, y entre los que destacamos a Jumento, el burro que acompaña a Relicario en su viaje, que siempre encuentra el mejor camino y que además es capaz de escuchar, una metáfora, decía Mariana, de que no podemos escapar a nuestro propio destino.
Sobre la importancia de los muertos en la novela también pudimos hablar ampliamente, la autora compartía una teoría poderosa: no pertenecemos a una tierra hasta que no tenemos a alguien enterrado allí. El tema de los desaparecidos, muy presente en su obra, está vinculado a su propia experiencia de vida entre dos dictaduras. Lina abandona la Quebrada por hastío, pero Relicario, su marido, siente la necesidad de llevarse a sus muertos consigo. Mandatos de sangre que se cruzan con los lazos sociales que se construyen a lo largo de la vida. No faltaron lectores que evocaron Pedro Páramo, de Juan Rulfo, tanto por el tratamiento de la muerte como por la intensidad del paisaje.
Algunos lectores expresaron su desconcierto ante ese final tan abrupto, otros quisieron saber qué pasó con Relicario o las incógnitas que nos deja el personaje de Tala, por no entender su desaparición y la falta de noticias durante tanto tiempo, a lo que la autora confesaba que lo que quería describir en Quebrada era ese pintoresco pueblo en el que todos acaban, y que se encuentra actualmente escribiendo una novela sobre Tala, en la que podremos entender mejor su historia. Pensó en algún momento en salvarle, pero el tema del honor narrado en los capítulos previos la impidieron hacerlo. De igual forma, Mariana aseguraba que las decisiones narrativas a veces las toman esas voces y esos personajes que van manejando sus historias, aunque llegó a manejar hasta siete finales alternativos, y finalmente se quedó con el primero.
Terminamos con el deseo de seguir habitando universo de Quebrada a través de Como si existiese el perdón, novela previa que actúa como su continuación temática pero donde el protagonista, al contrario que en esta, es un personaje masculino. Y próximamente podremos también disfrutar de la novela en versión cinematográfica.
Cerramos una fantástica tarde de lectura, filosofía y humanidad con escritores recomendados por Mariana Travacio como Fernanda Melchor, Chico Buarque, Santiago Craig, Andrés Montero, Antonio Lobo Antúnez, Luís Sagasti, Natalia García Freire y Ana Paula Maya.
Mariana Travacio relata en su novela Quebrada (Las afueras, 2022) la historia de Lina, una mujer que decide, en absoluta soledad, dejar atrás el caserío que comparte con su marido, empujada por la ilusión de conocer el mar. Su marido, Relicario, reticente, decide quedarse para no abandonar a los muertos que tienen enterrados en el pueblo porque “a los muertos no se les abandona”. Sin embargo, pronto se da cuenta de que su vida sin Lina no tiene sentido, por lo que consigue un burro para cargar los féretros y emprende el camino intentando seguir los pasos de su mujer.
La novela es una obra en la que el amor y la lealtad se ven marcados por el desarraigo, el dolor y la pérdida. Tal como ya hizo en Como si existiese el perdón, la escritora argentina vuelve a sumergirnos en un mundo ancestral para entregarnos una novela de aire clásico, violenta y poética a la vez, en la que nada falta y nada sobra.
Mariana Travacio (Argentina, 1967) es licenciada en Psicología por la Universidad de Buenos Aires, donde se desempeñó como docente en la Cátedra de Psicología Forense. Realizó una Maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Sus cuentos han sido publicados en diversas antologías y revistas, y ha recibido numerosos reconocimientos literarios en concursos nacionales e internacionales.
Esta es la segunda sesión en 2025 de la actividad compartida «4 Lecturas, 4 Continentes», el club de lectura virtual organizado desde las bibliotecas de los Institutos Cervantes de Chicago, Tetuán, Bruselas y Estambul. El programa de este año agrupa cuatro novelas que tienen como hilo común el viaje literario.
El sábado 8 de marzo celebramos el Día de la Mujer por todo lo alto, recordando y homenajeando a grandes mujeres olvidadas de la historia que tuvieron un papel fundamental en la Guerra Civil Española y en II Guerra Mundial, con la primera lectura del club 4 Lecturas 4 Continentes de 2025, con la escritora y periodista Laia Perearnau, y su novela: La pasadora.
Laia Perearnau comienza su incursión en la escritura inspirada en los grandes títulos de Gabriel García Márquez, pero es un curso de escritura creativa el que marca la diferencia en su actividad productiva por el método que le proponen utilizar para organizar el trabajo previo de información, investigación, creación de personajes y de escenas… un orden necesario que la ha permitido sorprender a los lectores con grandes títulos como Francesca de Barcelona o La pasadora, que entremezclan hechos históricos con altas dosis de ficción. En su proceso de creación nos desveló cómo va metiendo los hechos históricos que quiere contar en la novela hasta que caminan ellos solos de la mano de personajes y de otras historias agradables de leer, y todo esto a un ritmo trepidante, propio de su bagaje como guionista de televisión.
En La pasadora se basó mucho en las historias personales de los judíos que pasaban a España atravesando los Pirineos. Y Sol Mentruit, la protagonista, está inspirada en el caso de una historia real, una pasadora de 18 años que pasó a una familia entera y, muchos años después, el niño de aquella familia vino a agradecérselo. Como en este caso, en esta recuperación de la memoria, Laia se ha encontrado con testimonios de nietos que descubrieron que su abuela era pasadora por los coches con matrícula extranjera que venían a dar las gracias tiempo después.
Algunos lectores coincidieron en que habían leído la novela de manera casi compulsiva, sin poder parar, especialmente la tercera parte, otros confesaron haber leído el libro con un mapa en la pantalla, para poder localizar los lugares mencionados en las rutas de los pasadores, rutas que tanto ha recorrido la escritora para poder inspirarse y escribir la historia de la forma más creíble posible. De hecho, en los años 50 aparecieron varios cadáveres de la época, y recientemente también han aparecido algunos con los cráneos agujereados, confirmando que la leyenda negra de asesinatos en la montaña es real.
Max, nuestro gran protagonista masculino, creado a partir de una historia real de un pueblo de Austria que votó no a la anexión con Alemania, creó mucho revuelo entre los asistentes, especialmente por comenzar con él el primer capítulo, dando al lector un poder que la protagonista no tiene: conocer su verdadera identidad desde el principio. Junto a esta técnica narrativa, la escritora utiliza también los flashbacks, con lugares y fechas diferentes para mantener al lector atento en todo momento. Max es un personaje que no es fácil, confesaba Laia, al que vas conociendo y entendiendo a lo largo de la historia y, como la protagonista, del que te enamoras rápidamente. Porque algo que destaca en la novela es la intensa historia de amor que esconden sus páginas, una pasión construida a partir de la literatura, del alegato al amor y al paso de tiempo de los poemas de Apollinaire y del libro Adios a las armas de Hemingway, una novela antibelicista que relata una historia de amor muy parecida a la que nos ocupa.
Otros personajes reales que crearon pasiones y gran admiración fueron el químico judío Rosenthal, que consiguió engañar a la embajada española de París, que se dedicaba a hacer firmar poderes a los judíos para después quedarse con sus bienes; el aviador inglés Richard A. Mayhew que, como otros aviadores, tenía que llegar a la Venta Miraflores en Algeciras para poder volver a Inglaterra desde Gibraltar ya que para los ingleses fabricar aviones era factible pero fabricar pilotos a la misma escala no era tan fácil, por eso pagaban mucho dinero por recuperarlos vivos, y fueron muchos los aviadores que utilizaron esta ruta para volver a Inglaterra; Jacques Allier, el héroe que consiguió rescatar la última bombona de agua pesada del mundo para que no cayera en manos alemanas, o el famoso pasador Quim Baldrich, rudo y tierno a partes iguales, y uno de los líderes de la red de evasión andorrana. De los grandes traidores y los personajes oscuros de esta novela, causantes de tanta desgracia y de que existan quizás también estas novelas y estas grandes historias de superación y humanidad, no hablaremos en esta crónica, dejaremos que los lectores los descubran en el libro.
Laia Perearnau confesaba que comienza imaginando sus novelas por los puntos más álgidos de la historia pero, llegado un momento, los personajes avanzan solos y eligen lo que les ocurre, y así fue lo que pasó con el final de este libro, que cuenta además con un final alternativo que gustó y alivió mucho a los lectores. Un libro trepidante que entremezcla una potente historia de amor con importantes hechos históricos y héroes anónimos rescatados de la historia. Una historia para viajar a otras épocas, a otros lugares, a la montaña, a la guerra, y también a la humanidad.
Otros títulos que rescatamos entre los lectores que tenían que ver con esta historia es Maddy y las fronteras, de Edurne Portela, El marqués y la esvástica, de Rosa Sala Rose y Plàcid García-Planas Marcet, Viento salvaje: crónica de una tragedia en los Pirineos, de Jordi Cruz i Serra, o Los rojos de ultramar, de Jordi Soler; el documental Balandrau, infierno helado, y las series Los amos del aire o Transatlantic. Y nos quedamos con ganas de conocer el título de la siguiente novela de esta fantástica escritora, en la que también mezcla historia con ficción, monasterios, copistas… seguiremos atentos para tenerla pronto entre nuestras estanterías.
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